El consejo de distrito de Trassierra está tocando todos los palos posibles para que el hotel Villa de la Sierra, con categoría de tres estrellas, vuelva a abrir sus puertas al público, después de que el pasado mes de enero, tras la festividad de Reyes, la propiedad diera el cerrojazo alegando la nula rentabilidad de establecimiento.
Así, el presidente del consejo de distrito, Jerónimo Salazar Velasco, señaló ayer a ABC que se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento, así como con la Subdelegación del Gobierno «para intentar buscarle una salida a un negocio que aportaba cierta vida a la zona de Trassierra y creaba media docenita de puestos de trabajo», pero la respuesta obtenida fue su «extrañeza», ya que ninguno entiende que un establecimiento se pueda abrir, incluso en la época en que estamos, sin haber realizado antes el correspondiente estudio de mercado.
Treinta y un habitaciones
Cuando cerró sus puertas, se produjeron una serie de asaltos que fueron denunciados
Y es que el hotel, de 27 habitaciones dobles más cuatro suite junior, se inauguró en 2009, es decir en plena explosión de la crisis económica y financiera, «pero la propiedad ya conocía esa circunstancia cuando lo abrió y desde el consejo consideramos que sí tiene rentabilidad, porque los dos veranos que estuvo abierto, durante los meses de julio y agosto estaba al cien por cien de ocupación y los fines de semana, viernes, sábado y domingo, llegaría en torno al 40 o el 50 por ciento», abundó Salazar. Es más, desde este órgano de representación vecinal también se ha hablado con parte de la propiedad para ofrecerles la posibilidad de que los habitantes de la zona colaboraran con el hotel organizando actividades micológicas o de caza que atrajeran a más clientes, aunque ésta no parece estar por la labor.
En cualquier caso, sus propietarios tampoco buscan su degradación y buen ejemplo de ello es que cuando cerró el hotel y la noticia se corrió por la zona, «se produjeron una serie de asaltos y saqueos de gente que se llevaron bastantes cosas de dentro, y la propiedad se vio en la obligación de contratar en marzo pasado a un vigilante hasta el día de hoy», explicó Salazar.
De hecho, esos robos desembocaron en actuaciones por parte de la Policía Local, con sus correspondientes denuncias en el Juzgado.
Los propietarios son los hermanos Miguel y Francisco Peláez, el primero de ellos más conocido por ser el Presidente del grupo El Yate, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (Faecta) y la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (Cepes); «también había un abogado cordobés y estaba metida Cajasur», abundó el presidente del consejo de distrito Trassierra.
Sin buscar culpables de la situación, Jerónimo Salazar sí consideró que el fin de ese hotel tuvo su base en una mala gestión, que desembocó en una serie de deudas con acreedores que el negocio no pudo aguantar. «Ahora mismo está abandonado y es un cascarón vacío, pero no amenaza ruina y considero que tenemos el deber entre todos de buscarle una solución a una infraestructura de buena factura y que podría seguir creando empleo y darle movimiento a esta zona tan deprimida de Córdoba», estimó.
El último rumor que corre por la barriada, según el portavoz vecinal, es que la propiedad había cerrado un trato para venderlo, pero «no puedo poner la mano en el fuego sobre su veracidad», advirtió. Este periódico intentó contactar con Miguel Peláez para contrastar la noticia, pero sin éxito.




