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Cordero / Agrónoma
Ganadería extensiva

Barruntando al lobo

«La Administración debe tener en cuenta que debería existir una partida considerable de fondos para hacer frente a los daños causados por los lobos en la ganadería extensiva, principalmente la ovina»

28 diciembre 2020, 11:26

Ahora que corren rumores de la recuperación del lobo en nuestras sierras y valles, y sin saber a ciencia cierta si la población lobuna se extinguió o si por el contrario aún quedan núcleos viables por la serranía andaluza, lo cierto y verdad es que el lobo forma parte de la biodiversidad y por tanto tiene derecho a su recuperación y no debemos ni queremos perder el legado tanto genético como cultural. No en vano existe un proyecto de recuperación del lobo a través del proyecto comunitario Life.

El lobo, es un superpredador que mantendría a raya a la población de venados y jabalíes que actualmente se encuentra descontrolada y en franco aumento. Con interacciones frecuentes con la ganadería y contribuyendo a la difusión de epizootias que tanto dolor de cabeza están causando al ganadero de bovino y también de caprino.

Ahora que estoy escribiendo este artículo me viene a la cabeza las consecuencias que esa recuperación traería sobre la ganadería extensiva. Basta para ello leer la prensa de provincias donde las poblaciones de lobo gozan de buena salud y dónde los ataques a rebaños ovinos son frecuentes y denunciados constantemente.

Daños causados por el lobo

La Administración, como responsable de los programas de recuperación, debe tener en cuenta a la hora de la gestión de los fondos comunitarios que debería existir una partida considerable de fondos para hacer frente a los daños causados por los lobos en la ganadería extensiva, principalmente la ovina.

El ganadero ya está soportando sobre sus espaldas, o mejor dicho sobre su cartera, los daños que están causando sobre la ganadería la introducción de especies foráneas como pueden ser la población de meloncillos o el descontrol de la población de zorros, o por citar otro ejemplo, los daños que están produciendo sobre la ganadería extensiva la población de buitres y otros necrófagos, como consecuencia de la falta de alimento.

Lobo ibérico / Agrónoma

La normativa vigente nos obliga a los ganaderos a retirar del campo los cadáveres de animales, depositándolos en muladares o bien retirándolos por empresas autorizadas, previo pago del servicio, como no podía ser de otra forma. Pues bien, esta falta de animales muertos en el campo está haciendo cambiar los hábitos alimenticios de los buitres y otros necrófagos.

Denuncias de los ganaderos

Recientemente fui testigo de como un gran número de buitres atacaban a un reducido número de ovejas que estaban de parto, atacando no solo al recién nacido, sino también a la oveja extenuada por el parto. Han sido innumerables las denuncias que han interpuesto los ganaderos en este sentido y con testimonio gráfico irrefutable, y la respuesta de la Administración siempre ha sido la misma. La callada por respuesta.

Ahora que se vuelve a barruntar al lobo corretear por nuestras sierras y dehesas confiemos que el convidado de piedra venga con sus gastos cubiertos, y que la recuperación del lobo que todos anhelamos en pos de la biodiversidad no sea como el invitado gorrón (que no el allegado) que está presente en todas las comidas y siempre con apetito voraz, y a la hora de pagar la cuenta desaparece de forma misteriosa.

La Administración es la responsable subsidiaria de los daños que causen las especies protegidas y, por tanto, no sometidas a gestión y debería, cuanto menos, cubrir los gastos que generan.

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