
La rebelión del campo, cláusulas espejos ya
«No nos manifestamos por mendigar ayudas, sino más bien por recibir un precio justo por los productos que producimos y, por supuesto, por que tengamos las reglas del juego»
El campo europeo se está rebelando, y a diferencia de los franceses, que suelen ser más violentos, los españoles lo hacemos de forma más civilizada. Lo hacemos cortando carreteras en cientos de pueblos y ciudades, pero con cortes intermitentes, respetando lo máximo que podemos a una sociedad que no tiene la culpa, y que nos aplaude cuando pasa por la zona cortada. Aun así, en muchos casos, el Gobierno manda recursos desproporcionados y nos pone multas en muchos casos superiores a mil euros y desgraciadamente, no esperamos la amnistía que aplican a otros que hacen cosas mucho más graves.
Se protesta principalmente por la Política Agraria Común (PAC). Esta nació a consecuencia de la postguerra de la segunda Guerra Mundial con el principal objetivo de asegurar la alimentación a la población europea, sin tener que depender de terceros países.
Paulatinamente, empezaron a meter la tijera, pero en las últimas reformas llegan conceptos como condicionalidad, ‘reverdización’, y en la actual reforma parece que han asestado el golpe definitivo con grandes recortes económicos.
En definitiva y simplificando, te ayudo menos y te exijo más. Porque te exijo producir alimentos sanos, saludables, ecológicos, que no estén modificados genéticamente, al tiempo que debes mantener el territorio limpio y bonito.
Hay muchas razones que han impulsado protestas, como la gestión del agua, agenda 2030, el cuaderno digital agrario y un larguísimo etcétera, cada tema podría tener su propio artículo. Pero vamos a analizar lo más importante, y es que afecta a todos los subsectores del agro: las conocidas como cláusulas espejo.

Políticas e imposiciones que nos están arruinando
Las protestas de los agricultores son por políticas e imposiciones que nos están arruinando, mientras se permite que las multinacionales introduzcan por los puertos europeos productos agrícolas que no las cumplen, es decir, productos ilegales. Para el globalismo, el sector primario europeo parece ser un problema, porque no lo controlan al estar en manos de millones de pequeños empresarios agrícolas y ganaderos. No pueden hacer las fusiones empresariales que les han permitido hacerse con el control del resto de sectores de la economía, como las industrias tecnológicas, farmacéutica, periodística, y un largo etcétera.
Esas multinacionales están comprando grandes superficies de terreno en países que apenas tienen exigencias. Por ejemplo, las medioambientales con el abonado y la aplicación de productos fitosanitarios, contaminando los países de origen y los alimentos que más tarde comemos los europeos. Tampoco podemos sembrar en Europa Organismos Genéticamente Modificados (OGM), pero sí pueden entrar por los puertos para que los consumamos. Por no hablar de las condiciones humanas, incluso de explotación infantil, de algunos países de origen de mercancías que llegan a Europa.
Precios justos y mismas reglas del juego
La realidad es que los agricultores y ganaderos no nos manifestamos continuamente por mendigar ayudas, sino más bien por recibir un precio justo por los productos que producimos y, por supuesto, por que tengamos las reglas del juego, por eso se rebela el campo, cláusulas espejo ya.