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El renacer de una ciudad incendiada y expoliada

 

Por Natividad Pulido

La ciudad brillante, como también se conoce a Medina Azahara, no ha sido muy bien tratada por la Historia. Apenas tuvo ocho décadas de vida: fue saqueada e incendiada en el año 1010 y ya a comienzos del siglo XI comenzó un dramático y prolongado expolio. Fueron los Reinos de Taifas en los que se disgregó el Califato de Córdoba quienes adquirieron muchas de las piezas de la Taifa cordobesa. Con los siglos, aquellos tesoros se dispersaron. Algunos vuelven ahora a su lugar de origen gracias a esta exposición. Es el caso de un maravilloso cervatillo que formó parte de un sutidor de fuente. Fue subastado hace dos años en la sala Christie´s y, aunque el Estado y la Junta de Andalucía estaban interesados por la pieza, su elevado precio (800 millones de pesetas) hizo que fuera a parar al Museo Nacional de Qatar, su actual propietario. La pieza se exhibe ahora junto a un cervatillo similar del Museo Arqueológico de Córdoba. Pero no es éste el único caso. Procedentes de Kuwait y Pisa, algunas joyas de la época omeya retornan de nuevo a casa. Cabe soñar que algún día puedan restituirse estos tesoros, como comienzan hoy a volver a manos de familias judías obras expoliadas por los nazis.

En 1832 se identificaron las ruinas de esta fastuosa ciudad palatina construida por Abderramán III, pero las excavaciones no comenzaron hasta 1911. Desde entonces, ha salido a la luz tan sólo un diez por ciento de Medina Azahara (unas diez hectáreas, aproximadamente). El noventa por ciento restante permanece oculto a la espera de tiempo -y cómo no, dinero- para volver a brillar como antaño. De momento, ya se ha aprobado la creación de lo que será sede institucional de este monumento histórico. Consistirá en un edificio de nueva planta, que estará ubicado junto al yacimiento arqueológico y que albergará un museo, donde se expondrá la colección permanente de Medina Azahara. También contará con salas de exposiciones temporales, almacenes, talleres... Sin duda, esta exposición servirá de acicate para que las excavaciones sigan su marcha y proliferen las investigaciones. Hasta hace unas décadas se creía que el califa erigió esta ciudad para Azahara, su concubina. Hoy se ha superado esa romántica histórica. Medina Azahara fue mucho más que un regalo de amor; fue un complejo y poderoso centro político y social.

 

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