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Arquitectura Civil
Medina Azahara
el símbolo del Califato

Icono del esplendor de la dinastía Omeya en Al-Andalus, la
ciudad palatina de Medina Azahara resurge diez siglos después de su edificación con «El
esplendor de los Omeyas cordobeses». Residencia del califa Abderramán III, el legado
arquitectónico de esta medina es el único que aún pervive de las diversas residencias
suntuosas de los Omeyas cordobeses, entre las que cabría citar Medina Al-Ruzafa, de
Abderramán I, y Medina Al-Zahira, levantada por Almanzor.
Como muchas otras residencias del
mundo islámico, los arquitectos de Medina Azahara sacaron provecho de la topografía y,
en esta ocasión, se optó por asentar la ciudad en las últimas estribaciones de Sierra
Morena, a cinco kilómetros de Córdoba.
Ceñida por un recinto rectangular y
amurallado, la ciudad se desarrolla en tres terrazas, delimitadas por muros y
acondicionadas a la orografía marcada por los últimos espolones de Sierra Morena. Unas
calles abovedadas y con muros enlucidos, cuya pendiente estaba ralentizada por tramos de
escaleras, interconectaban la ciudad.
En la terraza superior, que
disfrutaba de una vista despejada y de un aire más fresco, estaban construidos los
pabellones principescos y las salas de recepción que dominaban también física y
simbólicamente el resto de la ciudad. La segunda terraza de la medina era el epicentro de
jardines y vergeles. Medina Azahara se completaba con un tercer estadio donde se agolpaban
las viviendas de los artesanos y los zocos. La ciudad constaba, evidentemente, de
madrazas, de lujosos baños y de alhóndigas. Los textos de la época hablan de la
existencia de una casa de fieras, atracción que siempre estuvo muy en boga en las cortes
reales de un extremo al otro del mundo islámico. Extramuros, al este, se levantaba una
mezquita de cinco naves perpendiculares al muro de la qibla que, como sucedía en la de
Córdoba, estaba desdoblado. A la inversa de las construcciones de Oriente Próximo, las
de Medina Azahara no están organizadas en función de un eje de simetría. Las
dependencias están, en su mayoría, dispuestas de manera simétrica en torno a los
patios. Muchas residencias presentan un plano basilical, precedido de un pórtico. Al lado
de pabellones como el de Abderramán III se abrieron grandes espacios con cierto aspecto
teatral, probablemente motivado por los fastos de las recepciones que obedecían a las
estrictas reglas de un ceremonial.
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A la derecha, el pótico de acceso al Salón
Rico. A la izquierda, una imagen interior de esta estancia
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SUNTUOSIDAD Y BELLEZA
Existían en Medina Azahara unos
edificios administrativos y unos sectores reservados a los distintos servicios encargados
del abastecimiento y del mantenimiento de la corte. Los vestigios de la medina califal nos
han dejado abundantes programas decorativos que ofrecen una imagen de suntuosidad y estilo
arquitectónico muy similar a la zona de la Mezquita de Córdoba que corresponde a la
ampliación de Alhaken II. La alternancia de las columnas de mármol rosa y azul, las
basas y capiteles de mármol con decoración vegetal profundamente tallada donde se
inscribe a veces el nombre del califa o del director de las obras, son algunos de los
rasgos estéticos que definen la residencia del califa Abderramán III. Destacan, además,
las lápidas de piedra calcárea que aparecen en las paredes de la medina, organizadas en
paneles geométricos que encierran cargados motivos delicadamente esculpidos, sobre todo
en lo que se refiere a la decoración vegetal. Grandes pilastras de piedra, herederas de
las tradiciones visigodas, flanquean las entradas de las principales estancias. Las partes
inferiores de las paredes forman una faja pintada de rojo oscuro, color que encontramos
también en las decoraciones murales de muchas residencias y baños de la ciudad de
Córdoba. No obstante, no queda ninguna huella de las maravillas evocadas en algunas
crónicas de la época que hablan de la existencia de tejas de oro y de plata, las puertas
de ébano y marfil, los muros de jaspe y pórfiro y las fuentes adornadas con figuras de
animales o de personajes de oro con incrustaciones de piedras preciosas, y las albercas
llenas de mercurio, resplandecientes al sol.

Detalle de la alquería de la entrada a la casa de Ya´far
La parte que hoy se conoce de la
ciudad califal supone el diez por ciento de la extensión total, que ascendía a las 112
hectáreas, y corresponde al sector central del palacio. En esta zona se puede apreciar
claramente una diferente organización entre las dos zonas del alcázar. En la parte
oriental predominan los conjuntos residenciales que muestran una extraordinaria variedad
de tipologías arquitectónicas y decorativas. Coexisten desde las viviendas más
suntuosas desde el punto de vista ornamental, como es el caso de la residencia personal de
Abderramán III, levantada sobre la parte más elevada de la ciudad, y la denominada
Vivienda de la Alberca, excepcional y novedosa estancia con jardín y alberca interiores,
hasta las más modestas como las que integran el área de servicios, lugar donde trabaja
la servidumbre que atiende a los personajes más importantes de la corte. Con
independencia del muestrario de valores arquitectónicos y decorativos que ofrecen, lo
más significativo de este sector residencial es la imbricación del conjunto, la
relación funcional de unas partes con otras, hecho que posibilita aproximarse a los
modelos de organización, estructura y funcionamiento de un palacio en el que conviven las
residencias de los más altos dignatarios del Estado con las áreas de trabajo doméstico
y culinario, además de los espacios donde viven los funcionarios palatinos que organizan
y dirigen ese trabajo.
ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA
Otro sector de la ciudad fue el
centro de asentamiento de la mayoría de los edificios administrativos y de
representación del Estado y los órganos de gobierno de la ciudad.
La edificación de estos
emplazamientos en el sector oriental, posteriores en una decena de años a una buena parte
del sector residencial, se realizó sobre la base de una tipología arquitectónica
precisa: los salones basilicales de múltiples naves abiertos a amplios espacios
exteriores que, posibilitarán una ordenación adecuada a los recorridos procesionales y
el desarrollo de grandes ceremonias. Dos de los conjuntos que ahora se pueden visitar y
que surgieron de esta ampliación fueron el dedicado a las recepciones políticas,
denominado en la actualidad como Salón Rico o de Abderramán III identificado
hipotéticamente con el Salón Oriental de las fuentes, y el edificio administrativo
de la terraza superior de la medina que ofrece dudas sobre su identificación con la Casa
Militar o la Casa de los Visires (Dar al-Wuzara).
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Buena parte de las
galerías de Medina Azahara, con abundantes subidas y bajadas |
Detalle de la columna y el
capitel que se integran en uno de los arcos que formaban la entrada a la medina |
Las
investigaciones desarrolladas durante los últimos años en el complejo han permitido
clarificar, de forma detallada, los procesos de construcción y transformación de la
ciudad que convierten a Medina Azahara en un lugar de gran dinamismo urbano.
Ejemplos de esta importante actividad
urbanística quedan reflejados en los estudios de lugares como el Patio de los Pilares y
la Casa de Ya'far zonas integradas en la parte noble en las que se han
encontrado estructuras en el subsuelo de las estancias que hoy se conservan.
El territorio que existía entre
Medina Azahara y Córdoba experimentó una transformación muy importante al iniciarse un
proceso de urbanización de grandes dimensiones que se plasma en los distintos arrabales
que se levantan.
Centro de la Oficialidad Andalusí
Explosión demográfica
Diez siglos después Medina Azahara
recupera su esplendor
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