Ziryab
Ziryab —cuyo verdadero nombre era Abul-Hasan Alí ibn
Nafí— nació en Mesopotamia el año 789. Su nombre procedía de su apariencia
física, marcada por su tez oscura y su voz, que recordaban a un pájaro cantor de plumaje
negro, el mirlo.
Fue discípulo de Ishaq al-Mawsulí, músico
predilecto del Califa de Bagdad, Harun al-Rashid, devoto de la música. Ziryab sufrió el
destierro y viajó por las ciudades de Siria y el norte de África, el Cairo, cruzó los
desiertos de Egipto, pero donde quiera que iba lo precedía la gloria creciente de su
nombre. Escribió al emir de Córdoba Alhaken II para ofrecerle sus servicios, quien
acepto inmediatamente. En Córdoba Ziryab encontró la prosperidad, el reconocimiento de
su arte y una fama sin precedentes. Hombre de fuerte personalidad transformó costumbres e
influyó en el vestido, la cocina o el mobiliario. Su aportación musical fue
extraordinaria, creó el primer conservatorio del mundo islámico, realizó invenciones
técnicas en instrumentos que después se derivaron en la guitarra y creó los cantos
árabes conocidos como nubas, aún presentes en los cantores marroquíes e incluso en
algunos giros del flamenco español. Falleció en Córdoba en el año 857.
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