¿Urbanismo social?
La operación Hytasal es un ejemplo del concepto de Urbanismo social que tienen quienes acuñaron eso del «Urbanismo bajo sospecha» —y de la «Tablada verde sin especuladores»— para ganar unas elecciones. Lo que empezó siendo un proyecto para salvar una sociedad laboral terminó en un «pase» multimillonario de una inmobiliaria que no debió ser el único que auspiciaron las recalificaciones del gobierno de progreso. Pero no hubo entonces nadie de ese gobierno que se rasgara las vestiduras. ¿Por qué?
ADRIANO
La operación Hytasal es un ejemplo del concepto de Urbanismo social que tienen quienes acuñaron eso del «Urbanismo bajo sospecha» —y de la «Tablada verde sin especuladores»— para ganar unas elecciones. Lo que empezó siendo un proyecto para salvar una sociedad laboral terminó en un «pase» multimillonario de una inmobiliaria que no debió ser el único que auspiciaron las recalificaciones del gobierno de progreso. Pero no hubo entonces nadie de ese gobierno que se rasgara las vestiduras. ¿Por qué?
ADRIANO
Publicado Viernes, 17-04-09 a las 07:11
La venta a precio de saldo de los suelos públicos de la antigua Hytasa no sólo permitió salvar a la sociedad laboral Hytasal de la quiebra, sino que también propició un «pelotazo urbanístico» de 21 millones de euros, que benefició a la empresa Solurban Inversiones, del grupo Solurban, que preside José Antonio Vázquez.
Los hechos se remontan a 2002, cuando la Tesorería General de la Seguridad Social vendió 98.000 metros cuadrados de suelo de la antigua Hytasa a la sociedad laboral Hytasal con el fin de permitir que saliera a flote. En pleno boom inmobiliario, el Estado vendió ese suelo, situado entre el Cerro del Águila y el Polígono Sur, a un precio irrisorio: 4,8 millones de euros, 758 millones de las antiguas pesetas.
El fin era encomiable: salvar de la quiebra a una sociedad laboral que estaba asfixiada por las deudas y con falta de tesorería para acometer fuertes inversiones con las que poder hacer frente a la competencia china.
En mayo de 2003, en las postrimerías del gobierno PSOE- PA, Urbanismo aprueba una convenio urbanístico con Hytasal que recibió el visto bueno de todos los grupos municipales. Se trataba de introducir usos terciarios (oficinas) y la posibilidad de residencial. El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, anunció entonces que el suelo se recalificaría para incluir viviendas y oficinas.
En julio de 2004, cuando el equipo de Gobierno PSOE-IU cumplía su primer año de mandato, tuvo lugar la aprobación inicial del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). En la ficha urbanística de la parcela de Hytasal de ese documento no se contemplaban viviendas, sino usos industriales (34.634 metros de edificabilidad) y servicios terciarios (87.911 metros cuadrados). Ello propició la presentación de alegaciones por parte de Hytasal para que la parcela incluyera usos residenciales, ya que eso aumentaba su valor y facilitaba su venta.
Llega Solurban
Cinco meses después, en octubre de 2004, Solurban Inversiones —participada por El Monte y el grupo Solurban— firma con Hytasal una opción de compra de 44.000 metros cuadrados por 32 millones de euros y anuncia en su página web que construirá allí 400 viviendas... a pesar de que la ficha urbanística en ese momento no lo contempla y de que las alegaciones no habían sido aceptadas aún por Urbanismo.
La aprobación provisional del PGOU tuvo lugar en julio de 2005 y es entonces cuando se aceptan las alegaciones de Hytasal. La ficha urbanística de la finca cambia y pasa a incluir vivienda libre.
La nueva ficha urbanística de la parcela de 98.000 metros cuadrados contempla 22.536 metros cuadrados de edificabilidad para usos industriales de la sociedad laboral Hytasal, 45.553 metros cuadrados para 436 viviendas libres y 41.816 de suelos terciarios.
Con el PGOU aprobado provisionalmente en julio de 2005, Solurban Inversiones ejecutó en noviembre de ese año la opción de compra de esa finca, pagando por la misma 32 millones de euros, que los obtiene hipotecando la parcela con el Banco Popular Español.
El propio José Antonio Vázquez, presidente del grupo Solurban y consejero delegado de Solurbna Inversiones, reconoce que la opción de compra estaba supeditada a que la edificabilidad residencial se incluyera en el PGOU.
El 2 de diciembre de 2005, El Monte, presidido por José María Bueno Lidón, dio un paso inesperado al vender al grupo Solurban el 40% de las acciones en Solurban Inversiones. Según la memoria de El Monte, la caja vendió esas acciones por sólo 4 millones de euros. Sin embargo, Solurban afirma que vendió esas acciones por 45 millones de euros, «que —dice— fueron abonados mediante cheque o transferencia bancaria a la entidad El Monte, hoy Cajasol, a partir de la fecha de venta de dichas acciones».
Veinticinco días después de que El Monte saliera de Solurban Inversiones culmina la operación de especulación urbanística de Hytasal. El 27 de diciembre de 2005, Solurban Inversiones dio el «pase» —como así se conoce en el argot inmobiliario a los «pelotazos»— a la finca, vendiéndola por 53,2 millones de euros a Inmobiliaria Vegas de Guadaira, una filial de Comarex.
De ese modo, gracias al cambio de la ficha urbanística en el PGOU provisional, Solurban Inversiones se embolsó 21 millones sin poner un solo ladrillo (3.500 millones de las antiguas pesetas), vendiendo suelos de los que el Estado se había desecho para salvar a Hytasal.
De haber esperado 25 días, el Monte podría haber ganado en la operación en torno a 9 millones. En el contrato de compraventa de Solurban Inversiones a Inmobiliaria Vegas de Guadaíra se especifica que «si por cualquier circunstancia» la edificabilidad disminuyera se procedería a una reducción considerable del precio de compra. Es decir, que la operación inmobiliaria estaba supeditada a la nueva edificabilidad que propició el PGOU provisional. La operación se ratificó en julio de 2006 con la aprobación definitivamente el PGOU, que incluía la ficha urbanística que permite los usos residenciales, lo que ha posibilitado ya la tramitación del Plan Parcial y la reparcelación de la finca.



