En la actualidad, los clásicos tapones para los oídos se encuentran prácticamente agotados en las farmacias de buena parte de las sedes del Mundial
Atacan duro los reventas en el Mundial de Sudáfrica, más en un país en el que no andan sobrados de rands (la moneda nacional) precisamente. Por ahora ya se han lanzado, y a ciegas. Para los partidos de primera fase, las entradas oficiales cuestan unos mil rands, que vienen a ser unos cien euros. Pues ya para los encuentros de esta primera fase los reventas han doblado los precios, ya que para un Alemania-Ghana están pidiendo unos dos mil rands (doscientos euros). Sin embargo, todo depende, porque para encuentros de los llamados decisivos, como puede ser un Brasil-Portugal, los precios se han disparado a unas cifras comprendidas entre los 400 y los 700 euros.
Son palabras mayores teniendo en cuenta que aquí el salario base es de 300 euros. Así que ver un partido de elite puede costarle a un lugareños el sueldo de dos meses.
Claro que donde se han disparado los precios es en la final, que aún no se sabe quién la va a jugar pero para donde sí existen ya precios más o menos fijos. Ahora mismo, sin protagonistas, se aventura que una entrada para ese partido costaría 9.000 dólares.
Y es curioso el caso, cuando pocos días antes el Gobierno sudafricano había prometido acabar con el mercado negro de entradas después de que una estampida producida por tickets falsos dejase un balance de 16 heridos en un amistoso previo al Mundial entre Nigeria y Corea del Norte.
Pero más extraño es aún que la reventa se produzca al lado de las oficinas que la FIFA tiene en Standton, uno de los barrios nobles de la ciudad. Allí, una entrada para el Brasil-Corea del Norte de ayer costaba 250 dólares. Todo varía según el partido pero algo no cambia: todo es caro.
A grandes males, grandes remedios. Ante el estridente ruido de las vuvuzelas, algunas compañías comienzan a hacer su agosto estos días en Sudáfrica. Y eso que todavía estamos en junio.
En la actualidad, los clásicos tapones para los oídos o «vuvu stopper» —en su nueva denominación publicitaria—, se encuentran prácticamente agotados en las farmacias de buena parte de las sedes del Mundial, debido a la creciente demanda experimentada entre los aficionados extranjeros en los últimos días.
Aunque para paliar esta carestía, una empresa de Internet comercializa un archivo de audio, que por apenas 2.95 euros, cancela el ruido de las vuvuzelas en cualquier equipo electrónico.
«Descargue nuestro filtro especialmente diseñado para eliminar el ruido de las vuvuzelas en su reproductor de música, ordenador, iPod, iPhone...», asegura la empresa en su página, antivuvuzelafilter.com.
Una panacea, entre la picaresca y el timo empresarial, que ya ha sido calificada de «imposible» por físicos como Anthony Sullivan, de la Universidad de Rhodes de Sudáfrica, quien calificó la idea de un «despliegue publicitario» destinado a «malgastar el dinero».
