AFP
Torres y Villa celebran el triunfo
La solución al partido de Suiza pasó por una pequeña modificación táctica. Dos delanteros puros y un extremo en la línea de ataque por los dos interiores (Iniesta y Silva) y Villa en la cita del debut en el Mundial. Más pólvora en ataque en detrimento de los jugadores de toque y de asociación. Se esperaba un juego más directo, con menos toques sin perder la idea congénita del equipo. España tuvo la posesión del balón que se esperaba, rozando el sesenta por ciento.
Un guión esperado, con una serie de connotaciones alrededor del encuentro. A España sólo le valía ganar y esperaba un rival incómodo como ya fue Suiza en su día. Un cóctel que podría transformase en el tortazo padre. El equipo se asentó en el campo enseguida. Limpio de mente y tranquilo en la ejecución para no caer en la precipitación. El equipo superó el escenario pero se metió en la boca del lobo por sus propios deméritos.
Falló tantas ocasiones de gol que sólo consiguió acabar con dolor de cabeza. Regaló tanto que el triunfo tuvo cierto sabor amargo.
Funcionó la labor creativa, no con la misma precisión que ante Suiza, pero los complementos ofrecieron alguna que otra deficiencia. Navas convirtió su banda en una alternativa fecunda. Más en la segunda parte, donde le hicieron un penalti, y llegaron las mejoras ocasiones. La falta de claridad y el exceso de fuerza en algunos centros rebajaron la buena puntuación de su actuación.
Como el partido siempre estuvo vivo, la selección cayó en los desajustes defensivos. Fue incomprensible algunas situaciones en las que hubo paridad de jugadores porque España perdió algunos balones en zonas muy comprometidas. En algunas fases del encuentro el equipo se hizo demasiado largo, como reconocería Vicente del Bosque en su primer análisis del encuentro.
La selección fue vulnerable ante un equipo menor. No recibió castigo en forma de goles, pero se llevó el tirón de orejas del seleccionador. El plan alternativo presentó alguna fisura que es subsanable. Los centrocampistas no se coordinaron de la mejor manera posible cuando fueron a presionar y permitieron demasiada posesión del balón al contrario. “No ha sido un buen partido. Hemos creado muchas ocasiones de gol y debimos ganar por más goles. No estoy del todo contento. No estoy de acuerdo con que tengamos que mejorar. Ante Suiza jugamos mejor y nos faltó finalizar. Ante Honduras hemos sido un equipo más abierto y más vulnerable. Sufriremos ante Chile si nos comportamos así”, sentenció el seleccionador.
Un análisis trasparente para dibujar un triunfo tan necesario como difuso. Entre las mejores noticias quedan la aparición de Torres, que fue el maná para David Villa. No se acordaron demasiado sus compañeros de él en los últimos metros, aunque también es cierto que desaprovechó dos o tres ocasiones clarísimas de gol. El Niño estuvo en el sitio, sin tino, pero sólo su presencia sirvió para poner en jaque a toda la defensa rival.






