Otro movimiento. Otra decisión. Otra vez los focos apuntando al entrenador. Pedrito por Fernando Torres. Órdago. Velocidad por menos profundidad. Un nuevo valor por elemento consolidado. Vicente del Bosque pensó en el extremo para romper el entusiasmo alemán. Un hombre con suerte por otro que la está buscando en este campeonato.
El seleccionador no repitió alineación. Sorprendió la presencia del extremo del Barcelona. El cuerpo técnico lo llevó tapado hasta tres horas antes del encuentro. Buena señal. Nada de filtraciones hasta que los jugadores lo conocieron en la sala de reuniones del hotel de concentración. Del Bosque reconoció en la previa que es un hombre afortunado. Y con suerte. Como Pedrito.
El extremo fue llamando a la puerta de la selección llevado en volandas por su equipo. «Me llamo Pedro y soy un tipo con suerte», apostillan los enviados especiales que le conocen. Tiene un palmarés envidiable para un futbolista que lleva poco más de dos años en la elite. Siete títulos con el Barcelona —seis en la misma temporada— con una peculiaridad. Ha marcado en todas las competiciones y en alguna ha puesto su sello personal en forma de gol.
Uno decisivo al Atlante en el Mundial de Clubes; otro con el mismo efecto ante el Shaktar Donestk en la Supercopa de Europa; abrió la Supercopa de España ante el Athletic; se estrenó en la jornada seis de la Liga ante el Almería y marcó en la Copa del Rey frente a la Cultural Leonesa. ¿Flor? ¿Suerte? ¿Oportunismo? ¿Casualidad? Fútbol. El extremo se estrenó con la selección ante Arabia Saudí en Innsbruck, en un amistoso. Y marcaría su primer gol en su tercer encuentro. Fue en Murcia frente a Polonia, antes de hacer las maletas para viajar hasta Sudáfrica.
Llegó con el papel de actor secundario. Normal, por detrás de Silva o Iniesta, los hombres empleados en las bandas. Su aportación en los primeros partidos fue testimonial y en algunos ni participó. Antes de la semifinal sólo había disputado media hora. Treinta
minutos muy importantes porque participó de manera decisiva en el gol de David Villa frente a Paraguay. Antes, Pedro había estrellando el balón contra el poste, con el consiguiente rechace a los pies del Guaje.
Se cumplió el pronóstico. Jugó Pedro y ganó España. Premio colectivo y satisfacción personal. Su participación en el juego fue importantísima. Salió enchufado al partido. Dio un pase de gol a Villa, que llegó a duras penas a entrar en contacto con el balón. Y pudo cerrar el partido en una ocasión clarísima.
DURBAN






