«¿Carlota, eres sexualmente activa?», le pregunta la madre a su hija al ver que esta se interesa súbitamente por los síntomas del embarazo . «No sé mamá, ¿qué es eso?», replica la adolescente. Con este tono entre inocente e irónico José Manuel Carrasco presenta su ópera prima, basada en la novela «El diario rojo de Carlota» de Gemma Lienasen. Comedia blanca a medio camino entre el estereotipo de adolescentes trasnochados estilo «American Pie» y los conservadores vampiros de «Crepúsculo», el filme es una visión optimista de la adolescencia apoyada por numerosos rostros televisivos.
«La película tiene una visión muy positiva, nada amarillista. La droga y el sexo han estado siempre entre los jóvenes pero no entiendo por qué ahora todo tiene que ser tan radical», señaló el director, quien optó por no presentar desnudos en su filme. Aunque «El diario de Carlota» gira en gran parte en torno al despertar sexual, los personajes, comenta el director, hablan mucho pero hacen poco: «El sexo adolescente es torpe y ahí reside el encanto de esa etapa de la vida. A esa edad no tenemos escenas de sexo como las de "Instinto básico”».
«El cine adolescente que se hace ahora no me interesa»
Adolescente tardío
En un ambiente de compañerismo, en el que abundaron las bromas, los besos y los abrazos se desarrolló la presentación de la película, a la que asistieron algunos de los actores: David Castillo (Jonathan de «Aída»), estupendo en su
papel de «friki» romántico, y el trío de amigas de la cinta: la protagonista Andrea Ros («El internado»), Lydia Fairén, intérprete de «Dieciocho» y Lorena Mateo, de «Cuestión de sexo». A pesar de las muchachas, todas las miradas se desviaban hacia el guapo Maxi Iglesias (Cabano de «Física o Química»), que no dejó de hacer chistes durante toda la jornada. «Me ponía mucho ver a Maxi haciendo de bueno», señaló Carrasco, quien destacó que la camaradería fue tal, que se sentía «una más» de las chicas. «Parecíamos hermanas», bromeó.
Carrasco, quien co-escribió el guión de la película, confesó sentirse un adolescente tardío, a la vez que abogó por una revitalización del cine con acné español: «El público adolescente recibe del otro lado del charco muchos productos, ¿por qué no los podemos hacer nosotros? Hay que recuperar el público, sobre todo en tiempos de crisis», indicó.
«En la vida hubiera pensado hacer una primera película de adolescentes pero ahora no me imagino haber debutado con otro filme», comentó el director, ferviente admirador de Billy Wilder y cuyos trabajos previos fueron cortos que retrataban el mundo adulto.