El Museo Picasso de Málaga alberga una exposición temporal acerca de la tauromaquia, una constante recurrente del pintor malagueño a lo largo de toda su carrera. En esta ocasión, la muestra recoge un diálogo a tres voces: la pasión de Picasso, el drama de Goya y la mirada personal de José María Cano. En el acto de inauguración, el alcalde, Francisco de la Torre, afirmó que la colectiva aúna tres visiones sobre «algo tan español y universal como es el mundo de los toros». Además, resaltó la importancia de esta cita en el marco de la consecución de la Capitalidad Europea de la Cultura en 2016 para Málaga. El toro, emblemático animal con fuerza y garra, sirve en esta ocasión de nexo de unión los tres artistas. Así, en «Tauromaquias», se recoge el reflejo de las influencias de las coyunturas de los siglos XIX, XX y XXI en la Fiesta.
La colección de Cano que estará abierta hasta el 29 de agosto, se puede contemplar por primera vez en España, después de haber estado en el Museo de Bellas Artes de Vietnam en Hanoi. Cuarenta grabados de Goya, veintinueve del malagueño, y sesenta de Cano sucumben ante la estética que rodea el ceremonial taurino. Ese encandilamiento es mayor en un artista como Picasso, que unió la afición taurina y la desmesura de su genio. Según Bernardo Laniado-Romero, director del museo, su fascinación arranca con un dibujo sobre tabla de 1890, cuando Picasso contaba con apenas 9 años, y que supone «el primer documento que representa un tema que le obsesionaría durante toda la vida». Asimismo, cuenta Lainado, «Picasso se sentía más toro que torero, porque el torero muere en la mayoría de sus obras, excepto al final de su vida cuando la representación de la muerte se invierte», en la serie de cinco retratos a diestros realizados solo tres años antes de morir.
Para Cano, si se observan los grabados de Goya, Picasso y los suyos, «lo que los hace más diferentes es que son de tres personas de tres siglos diferentes. Goya, por su parte, relata anécdotas, hace de cronista de su tiempo, como en “Los fusilamientos del 3 de mayo” o en “La carga de los mamelucos”, para dejar para la historia la imagen de cómo entiende él que aquello ocurrió». Cano ha aludido a la prohibición de las corridas taurinas en Cataluña, y mantiene que «a nadie se le escapa por qué se prohíben los toros y no las peceras en las marisquerías».






