En el Cortijo del Cura todavía no se ha conformado ninguna asociación vecinal y cada piso funciona por su cuenta y riesgo. Así, al menos, lo han confirmado sus propios habitantes, a pesar de que más de uno consideró la necesidad de empezar a asociarse para hacer frente común a algunos de sus problemas.
Uno de ellos, quizá el principal, es que el PGOU obligó a todos los edificios que se construyeran en la zona a instalar la recogida neumática de basura, que supuso un sobrecoste para todos los que las compraron, pero que «no funciona, porque el Ayuntamiento no está aplicándola», explica Adelaida Ramos, que vive de alquiler en uno de los pisos, por lo que «eso de asociarse, aunque lo vea útil, no va en estos momentos conmigo». Al menos, los contenedores —«que no tendría ni que estar aquí a la vista, pero no hay más remedio que aguantarlos», según opina, por su parte, María José Porres, otra vecina que sí es propietaria— son suficientes y «cada semana vienen los basureros y los barrenderos a mantener limpias las calles», afirma, entre tanto, Roque Navajas.
Pero, al parecer de María Carmen Luque y Rafi Valle, esa presencia de Sadeco no es suficiente. «Aquí hay muchos solares que no se han construido, y los que están vallados tienen un pase, pero los que tienen libre acceso se están usando como si fueran verdaderos basureros». Y eso, según ambas, «tendrían que resolverlo bien el Ayuntamiento o bien las promotoras de los pisos que se iban a levantar ahí».
Otro punto de mejora, según los vecinos, son los autobuses. Ahora llegan a ambas puntas del plan parcial los números 9 y 13, «y tampoco están tan lejos, pero lo suyo sería que una línea acabara pasando por mitad de la zona», añadió Rafi Valle.
Algo que podría ser una realidad en cuanto se termine el Hipercor que está construyendo en las proximidades El Corte Inglés. «No hay duda de que eso dará más vida a la zona, sin que llegue a ser tampoco la Fuensanta o Fátima», estimó Roque Navajas.
