Ocaña, el demiurgo cordobés que nunca sabía nada
A estas alturas de la película, ni hotel de lujo con diamantes en las lámparas para presentar la candidatura ni siquiera convocatoria exótica en los soportales de La Corredera para anunciar las grandes propuestas de futuro de Ocaña para Córdoba. Pecata minuta. Como alcalde convoca, como candidato comparece en la sala de comisiones. Doble ser, un solo cuerpo. Y a falta de propuestas que ilusionen, enganchen y nos sorprendan por su sentido de la realidad y la responsabilidad, Ocaña sigue en su bucle, en su enroque, en su disco rayado con dos únicos surcos. Para el líder de IU (?) nadie conoce a Córdoba como él, cuestión de la que se vanagloria frente a la oposición, el PSOE y la Prensa crítica. Y nunca sabe nada cuando se le interpela por el trasfondo de un problema o las discrepancias que con su parecer muestran arquitectos, economistas, abogados o cualquier colectivo... Es un clásico: «Mire, yo no soy abogado» «Mire, yo no soy economista». No sabemos si algún día, en el tempo paquidérmico de su bucle nos va a salir con «Mire, yo no soy alcalde». Toda esta espiral es síntoma inequívoco de agotamiento, de caducidad. De que la realidad que «han creado» y sólo ellos entienden, caduca.
Durán se repite, aunque siempre quedará la escuela del costalero
Durán, a falta de una propuesta que le enganche a la precampaña, empieza a repetirse. El Observatorio de la Economía Sumergida prometido ayer a los empresarios —que viene a ser lo que la Inspección de Trabajo se supone que hace cada día...— ya se vino a poner en marcha hacia 2003 con el Instituto Local de Empleo que creó su antecesor Rafael Blanco y el Pacto Local de Empleo. Claro, no se hizo nada. Luego lo rescató IU y el propio PSOE para el II Pacto Local de Empleo, sobre el que algo tiene que decir un concejal socialista, y como que tampoco se ha estudiado mucho eso de la economía irregular. Ya le ha pasado lo mismo con el Pacto Local por la Vivienda que otra edil socialista fue incapaz de ejecutar (también de 2003) o el holding de empresas municipales que alumbra como la gran panacea y que iba en el programa electoral del PSOE en 2007. Siempre nos quedará la Escuela de Costaleros.



