Cuando un programa electoral refleja que «el empleo no es competencia municipal» sino un «compromiso moral» y que lo único que puede hacerse desde el Ayuntamiento es «contribuir, dentro de sus recursos, a caminar en el objetivo del pleno empleo» a uno le entra el vértigo. Hay que estar convencido de lo que se hace para lograr resultados. Con esta ambigüedad, IU se reservaba en su programa electoral de 2007 una puerta trasera en caso de que sus remedios para lograr ese pleno empleo fuesen peor que la enfermedad. Y a la vista de los resultados, el tratamiento no tuvo efecto ninguno.
Baste recordar que en junio de 2007 cuando fue investida alcaldesa Rosa Aguilar había en la capital 25.927 parados. Ahora, son 40.399. Es decir, hay casi 14.500 desempleados más —alza del 56%—.
Un dato más, con indicadores de 2009 —los últimos disponibles—, la tasa de paro de la capital era del 27%. O sea , de cada cien personas en edad de trabajar y que querían hacerlo, 27 no hallaban empleo. Y ese dato debe haber empeorado.
En aquellos años de apogeo de la construcción, el suelo era motor de riqueza y en ello se centró buena parte del programa de IU, que apostaba por nuevos suelos industriales, como el Centro Intermodal de Transportes (aún sin concluir), el polígono El Álamo (sin urbanizar), la Rinconada (en tramitación) o la «puesta en carga y desarrollo de suelo industrial a un precio atractivo». El caso es que se ha logrado triplicar el planeamiento —lo que está «dibujado» en los expedientes—para crear nuevas bolsas de suelo. Pero no ha sido una gran medida para combatir la crisis: el Ayuntamiento tiene ahora más suelo que nunca en carga, pero está vacío. Ya no hay fuga de empresas porque, sencillamente, no hay negocios. Los resultados del segundo Pacto Local por el Empleo, reflejado en aquel programa, tampoco han sido suficientes para generar trabajo, no ya prometido, sino al que se aspiraba por compromiso moral.
Mucho más concreto en sus recetas fue el PSOE en su programa y, por ende, mucho más notable sus efectos contradictorios para la salud laboral de la capital. Sólo hay que echar un vistazo a algunas propuestas, por supuesto incumplidas, para ver el abismo entre realidad y deseo. El candidato Rafael Blanco, a quien el PSOE ni siquiera le ha dado la oportunidad de cerrar mandato, prometió, sin éxito, destinar el 50% de los locales de Vimcorsa para jóvenes emprendedores, incentivar a las empresas para evitar la «fuga de cerebros» ( en el último trienio el paro entre los jóvenes menores de 25 años creció un 55%), realizar un plan municipal de formación ocupacional o crear una red de centros para el empleo aprovechando los centros cívicos.
Los socialistas también dieron un papel de importancia a los polígonos, donde se apostaba por reservar terrenos para construir el Polígono Verde y el Agroalimentario, de los que no se ha hablado nada en los últimos cuatro años.



