Por más que en la pasada campaña electoral, PSOE e IU se afanaron en vender la ampliación del aeropuerto como el gran desafío y reto para 2011, el vuelo ha sido corto e incompleto. Con el atrevimiento que supone prometer un aeropuerto con vuelos comerciales en unas elecciones municipales, máxime si no depende de un ayuntamiento la navegación aeronáutica, para ambos partidos no hubo reparo alguno en situarlo como la gran revolución para Córdoba, sus aspiraciones de 2016 o su sector turístico.
Apenas pasaron tres meses de la toma de posesión de Rosa Aguilar como alcaldesa con el correspondiente apoyo del PSOE, cuando los responsables de AENA y la pléyade socialista presentaron una nueva infografía con el nuevo campo de vuelos encorsetado entre parcelaciones ilegales que habría que expropiar. Era el 19 de septiembre de 2007 y el 2011 se planteaba en el horizonte como la fecha idílica para ver aterrizar a las compañías low-cost cargaditas de británicos, franceses o alemanes.
La pista está casi acabada pero no hay vuelos
Mientras la operativa política se ponía en marcha para convencer a tirios y troyanos de vender sus casas ilegales (no a cualquier precio, claro), la burocrática empezaba a dar pasos para licitar las obras de ampliación de pista más los nuevos hangares, plataforma y una terminal decente.
Varios factores han intervenido en que a día de hoy, ni la nueva pista esté acabada (podrán aterrizar aviones comerciales a partir de 2012, pero no hay vuelos concertados), ni tengamos noticias claras de la nueva terminal con aparcamientos (dependientes de la declaración de impacto ambiental) o los hangares y la plataforma (licitados). Si hay constancia de que los parcelistas han sido bien damnificados por sus casas ilegales sin que AENA ni el Ayuntamiento, que coparticipa de la factura expropiatoria, hayan dado datos con luz y taquígrafos de cuánto han costado estas expropiaciones. Únicamente podría hacerse una aproximación. AENA anunció una inversión total de 100 millones de euros entre la obtención del suelo y las obras completas. Estas últimas están presupuestadas en 60 millones, por lo tanto, podría hablarse de unos 40 millones en expropiaciones. Se añade la agravante de que algunos de estos parcelistas percibieron cantidades altas, a precio de mercado, justo con la crisis inmobiliaria.
Entre tanto, el mandato ha discurrido con episodios entre lo ridículo y lo preocupante respecto al aeródromo. Si la aventura de una compañía cordobesa (Flysur) que abría vuelos en septiembre de 2008 duró 45 días entre la atónita mirada de todos, las dos riadas de 2010 con la crecida del río dejaban la imagen insólita de una pista de aterrizaje cubierta por el agua. Ello, sin olvidar la crisis y el recorte del gasto público en infraestructuras así como los problemas económicas de la firma que ha recrecido la pista.




