Durán se sincera y se llama «lamentable» a sí mismo
Churchill fue, como en muchos aspectos de la política moderna, un visionario cuando venía a alertar de que los enemigos más peligrosos estaban en el propio partido de un político. ¡Al suelo que vienen los nuestros! Esto mismo deben pensar cada día muchos socialistas cordobeses desde que Juan Pablo Durán tomó el control absoluto y absolutista del partido y se autoproclamó candidato a la Alcaldía por eliminación. Empezó a cortar cabezas con guillotinas de titulares y sangre de tinta. Reubicó a su equipo familiar en Capitulares y lo intentó en la Junta sin éxito, metiendo también la patita en la Diputación como aviso a navegantes del que quiere como próximo destino con nómina pública. Cuando las aguas parecían volver a su cauce en pleno fragor de campaña, Durán califica de «lamentable» la gestión del cogobierno de IU y PSOE durante estos años, poniendo a los pies de los caballos a sus compañeros y excompañeros en Capitulares, y lo que es mejor, haciendo una autocrítica elogiable, pues desde su despacho de la avenida del Aeropuerto (ahora remozado en tiempos de crisis) tutelaba, autorizaba y respaldaba el trabajo que hace unos días tildó de «lamentable». O ha tardado en enterarse de cómo era la gestión, o carece de memoria.
La paradoja de la dieta pública que engorda a la vez
Llevamos semanas escuchando todo tipo de propuestas para recortar gasto público, reajustar la pesada estructura del Ayuntamiento y hacer una gestión más eficaz. Pero como en la turmix política cabe todo, resulta francamente llamativo que un día Andrés Ocaña diga que es necesario reestructurar las empresas municipales con una deuda de 110 millones de euros, y a los pocos días diga lo contrario y anuncie un nuevo injerto al organigrama: un Instituto Social (nada de empresa que se cabrean las «coco»). Durán por su parte promete escabechina (en eso es un maestro) de asesores, coches, escoltas, sueldos... pero no para de prometer cargos (comisario del Mayo Festivo) u observatorios que necesitarán a empleados que por supuesto accederán al puesto en libre concurrencia. Igual sucede con Nieto, que no para de anunciar concejalías. ¿Quién paga?



