Cualquiera que hubiese pisado ayer el Real hubiera pensado que la Feria ya había comenzado. Incluso alguna que otra flamenca se dejó ver por allí. Ya había ganas de Feria, una Feria que este año se ha hecho esperar hasta el segundo día de mayo. Ni siquiera los malos pronósticos meteorológicos pudieron con ella. Muchos fueron los que, paraguas en mano, aprovecharon la jornada festiva para pasear por el Real. Y el tiempo, por lo menos durante las primeras horas del día, acompañó. Faltaban 24 horas para que diera comienzo el Alumbrado y aún había algunas casetas, las menos, ultimando detalles. Para la mayoría, la Feria ya había comenzado entre tapitas de jamón, tortilla, rebujito y buena compañía.
Pero sin duda el ambiente estaba dentro de las 1.048 casetas. Cada una, con su historia, sus vivencias y sus recuerdos. En la del empresario Miguel Gallego Jurado (Gitanillo de Triana 137), no podía faltar el tradicional «potaje de Pre-Feria», una cita ineludible a la que acudieron muchos rostros conocidos de la sociedad sevillana.
En otras casetas el ambiente era mucho más familiar, más recogido, como el que se respiraba en Jumanca 31. Cumplen 30 años y ayer lo celebraban con todos los socios. Empezaron «con mucho trabajo» un grupo de amigos, concretamente 18 matrimonios, a los que ahora se suman sus hijos y nietos. «Las mujeres traíamos la comida y los hombres estaban en la barra, entonces sí que era duro, pero lo pasábamos muy bien», explica Carmela Domínguez, una de las socias. En una de las paredes cuelgan las fotos de las primeras ferias. «Algunos ya no están... lo que hubieran disfrutado hoy», su voz se va apagando, no puede contener las lágrimas. Pero los que faltan, Pepe, Ramón, Marita, Conchita, Juan Medina y Juan Repiso, seguro que están disfrutando de este día allá donde estén.
Las atracciones de la Calle del Infierno estaban a pleno rendimiento. «Hay que aprovechar que estamos en tiempos de crisis», comentaba un feriante. Mientras tanto, los padres se resignaban. Y es que ayer fue una jornada en la que los niños fueron protagonistas. Muchos padres habían aprovechado el domingo para pasear con sus hijos por el Real y, claro, tenían como cita obligada ir a la Calle del Infierno.
Aunque la lluvia hizo acto de presencia pasadas las cuatro de la tarde, el tiempo se comportó y no causó muchos estragos. Para esta semana, Dios dirá.
