Feria de Abril / tiempos de feria: la adolescencia

«A la Feria hay que ir arreglado y limpio»

Día 04/05/2011 - 13.44h

Carlos del Barco Prego de Oliver. Estudiante de primero de bachillerato de Ciencias

«A la Feria hay que ir arreglado y limpio»
GOGO LOBATO

Es el tercer Carlos del Barco, una saga por cuya sangre corren leucocitos como farolillos de Feria. Vive ahora sus primeras noches en el Real sin el mando automático de sus padres. ¡¡Al fin, libre!!

-¿Cómo fue el pescaíto de ayer?

-Para empezar no estuvo mal, la verdad. Tranquilito porque queda mucho por delante, pero bien.

-¿Lo compartió con sus padres o ya va por libre y el pescaíto lo toma en otra caseta con sus amigos?

- Mis padres se quedaron en casa y estuve con mis amigos en todas las casetas que pudimos.

-Le noto un buen tono físico, no le veo en absoluto perjudicado por los líos de la primera noche…

- Estoy en forma e intento moderarme para durar toda la semana.

-A su edad todos nos hemos mareado y no exclusivamente en el látigo…

-Nunca he sido de la calle del Infierno ni del látigo. Saque sus conclusiones, usted que conoce bien la Feria

-Lo veo perfectamente maqueado: chaqueta, camisa de postín, corbata de buen gusto…¿Le gusta ir con uniforme a la Feria?

-No lo veo como un uniforme, sino como hay que ir a la Feria, arreglado y limpio.

-¿Cree que a la Feria hay que ir vestido como a la puesta de largo de una amiga?

- No, cada cosa en su momento y cada ropa para su ocasión. Además, es lo que me han enseñado en mi casa.

-Por cierto, hablando de amigas: ¿se amiguea más con chaqueta y corbata o con pantalones vaqueros de culo bajo y botines Converse?

- Igual, ¿no? Una cosa para un sitio, y otra para otro. Si se me ocurre presentarme en la Feria con los pantalones caídos, no me miran mis amigas…ni mis enemigas. Nadie

-No lo veo excesivamente jipi, ¿verdad?

-Tendría que verme un viernes normal, las caritas que pone mi padre cuando salgo de casa y lo que siempre me dice de «súbete ese pantalón, hijo mío» o «límpiate esos zapatos» o «peinate, por favor».

-En mis tiempos, en el siglo pasado, uno no cogía de la cintura a una novieta ni bailando la primera. ¿Me puede asegurar que hoy todo es felizmente distinto?

-Tengo entendido que sí, pero creame, se hace lo que se puede como en su época.

-¿Cuantas ferias lleva vividas sin el control de sus padres?

-Es mi tercera feria. Aunque vaya solo, mis padres siempre están ahí. Controlan, aunque sin atosigar.

-¿La dependencia paterna sólo se circunscribe al toque de cartera?

-En Feria se relajan porque me quedo a dormir en casa de unos tíos míos, aquí al lado y también porque toca que se relajen un poquito. Ya tengo bastante con el resto del año, con las horas, las matemáticas y todo lo demás.

-Pero le puedo asegurar que cuando su padre suelta la panoja lo hace con una infinita alegría ¿verdad?

-Sí. Qué bien lo conoce.

-Me han dicho que no es que sea usted bético. Es que las espinacas a su lado tienen mal color ¿cierto?

-Más que el escudo. Es la última que voy a pasar en segunda, seguro. Porque hay que ver la que dan los «palanganas» de mis amigos.

-¿Recuerda como gritó la Feria aquel jueves en el que Antonio Puerta clasificó con su gol al Shalke 04 para la final de la UEFA?

-No. Gracias a Dios, estaba con mis padres en Lisboa y allí no se oyó nada.

Un día inolvidable

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