CURIOSO. En la ciudad gobernada por Izquierda Unida, gusta a sus próceres ejercer de elite conservadora que pasea con garbo clavel, puro, palmito y gomina cuando suenan los clarines y timbales sobre el portón de los sustos de mayo. Gusta ejercer de poder añejo que se estratifica y aleja del vulgo con prestancia y excelencia en los burladeros del taco. Ese rancio abolengo que comparten y del que echan pestes cuando salen de la plaza y se van a la tasca a ejercer de proletariado con polvo en los zapatos y olor a sovaco férreo. Son los mismos y las mismas que auspiciaron la becerrada a la mujer cordobesa repleta de tintes machistas y que tanto gusta combatir luego deplorando a las concejalas y dirigentes del PP a las que acusan de «aparcar el cerebro en la puerta de la sede» para llenarse de ideología sin miramientos. Estos son los mismos que te llaman «incitador de la violencia» cuando quieres que la tauromaquia hable de cultura; hable de lo que es, para apoyar la carrera de Córdoba 2016 desde un periódico centenario como ABC, «incitador de cultura», y con las máximas figuras. Los que hablan de que, en verdad, Córdoba es una candidatura que mira a Europa como «defensora de los animales», y mantienen colgada en la plaza de toros una banderola con el logo de la Capitalidad más grande que sus propios despachos.
Estos «defensores de los animales» son los que le han dado la espalda al noble corcel, a la esencia del pura raza española que nació a las puertas de San Basilio gracias a Felipe II e hizo de Córdoba la cuna de un bello e irrepetible equino, envidia del mundo entero y que para mayor inri genera un movimiento económico sin par. El caballo les molesta, les hace sentirse de derechas, alejarse de esa ecoprogresía que fustiga por el relincho mientras con la desidia deja escapar las oportunidades. Esa falsa progresía capaz de huntarse con lo más caspaso, elevarlo a los altares y venderlo ante Bruselas como la quintaesencia de una ciudad con una historia a la que vilipendian con este tipo de fatuos personajes.
Llevan haciéndole la vida imposible al mundo del caballo años y años. Vendiendo motos en Caballerizas Reales. Vendiendo maquetas de centros internacionales del caballo... de cartón. Escondiéndolo cada vez que asoma la cabeza como cartel de lustre para la ciudad. A galopar, a galopar...
