El atracón de austeridad que los candidatos se dieron en los primeros compases de la campaña y a la que habían manoseado hasta límites ridículos, ya ha pasado. No va a ser cosa de ir prometiéndole a todo el mundo que hay que apretarse el cinturón de forma constante y no darle ni un caramelo. Por ello, mientras que Nieto anuncia una «revolución cultural» sin desvelar la factura, Durán llena de eufemismos, con metalenguaje de laboratorio político, un programa electoral que plantea hasta doce nuevos órganos en el Ayuntamiento (y eso que iba a quitar todos los coches oficiales, los escoltas, las comidas y hasta el papel higiénico de la planta noble de Capitulares...). Aunque la perla del programa del socialista está en el nuevo derecho municipal a que una familia no tenga a todos sus miembros en paro, y al menos uno de ellos tenga un empleo. Esto es, el partido que ha llevado a España a marcar el hito de los cinco millones de desempleados genera el enésimo derecho, desde un ayuntamiento, a que nadie pase más hambre laboral mientras Durán pise despacho oficial alguno. El eufemismo disfraza lo mismo que ha prometido Sandokán: dar trabajo a todo el mundo con dinero municipal. La estupidez no tiene límites.
El resto del programa de Durán pueden imaginárselo... Los bedeles de Capitulares contando los metros cuadrados de historia que tiene la ciudad en comparación con el globo terráqueo. Y Ocaña, tres cuartos de lo mismo: ayudas a toda pastilla para emprendedores. Trenes de cercanías, tranvías, más pactos locales de empleo, más subvenciones..., pero menos papeles que una liebre cuando hay que justificarlas. Cómo se nota que tirar con pólvora ajena no hay procdedimiento legal que lo pare aunque el agua llegue al cuello.
Hagan un ejercicio de agudeza mental en los próximos días si les aguanta el cerebro ante esta batidora. Les propongo que cuenten las veces que los candidatos van a hablar de Cajasur a partir de hoy y de sus ajustes laborales a mansalva, de cómo van a pagar todo lo que están prometiendo con unas arcas municipales sin apenas dinero para funcionar, con planes de saneamiento por tomos coleccionables, y, lo más importante, qué van a hacer si el 30 de junio próximo Córdoba no resulta elegida Ciudad Europea de la Cultura... Casi mejor sigamos con el programa de Durán.
