Córdoba

Córdoba / Juan Luis Hidalgo, CANDIDATO DE UNIÓN, PROGRESO Y DEMOCRACIA (UPyD)

«A veces las empresas tienen tantas trabas que deciden irse»

El partido fundado por Rosa Díez concurre a sus primeras municipales con la esperanza de una regeneración democrática que acabe con los clientelismos y el bloqueo a nuevas formaciones

Día 11/05/2011 - 09.18h

—A la gente que sólo conozca de UPyD que es el partido de Rosa Díez, ¿cómo definiría la formación?

—Un partido totalmente distinto a los demás. Para nosotros es, más que un partido, un instrumento que da la opción a la ciudadanía a entrar en la vida política. Le hemos dado la vuelta a la pirámide política y nuestros representantes, incluido yo, somos elegidos por el sistema de primarias. No se ha dirigido ni designado por ningún órgano, sino desde abajo hacia arriba. Creemos que es el primer paso para acercar la política real a los ciudadanos. No venimos a vivir de la política. Todos los candidatos que nos presentamos somos trabajadores, profesionales que nos ganamos la vida. No venimos a vivir de la política, venimos a cambiar la forma de hacer política. Si salgo elegido concejal en Córdoba, no dejaré mi trabajo: estaré liberado el tiempo que sea.

—En España se pone a los partidos etiquetas, aunque no se correspondan. ¿Qué responde cuando le preguntan si son de izquierdas o derechas?

—Siempre lo preguntan y siempre contestamos igual. Las etiquetas no se corresponden luego con la política que se hace. Pensamos que esa ideología de izquierdas y derechas del siglo XIX ya está un poco desfasada. Nosotros hemos optado por el sentido común y la transversalidad, porque pensamos que la política que se necesita ahora, real, es la que soluciona los problemas de los ciudadanos. Y esa es independiente de las ideologías. Si hablamos de Córdoba, ahora vemos que todos los partidos defienden una red de cercanías o crear empleo facilitando a las empresas instalarse en la ciudad. Da igual el signo, lo que de verdad importa es el sentido común y atajar los problemas de los ciudadanos. Hablar de izquierdas y derechas es mantener abierta la zanja de la guerra civil que ya es hora de taparla.

—De entrar en el Ayuntamiento podrían ser clave para formar gobierno. ¿Cuál sería su disposición a pactar con otras fuerzas?

—Nuestro principio de pacto es que no hay pacto posible: daremos apoyos puntuales. No vamos a cambiar nuestro puesto por ninguna concejalía o cargo público. Apoyaremos a aquella fuerza política que se comprometa a cambiar la ley electoral y a devolver las competencias de Educación al Estado, que creemos que es fundamental. A partir de ahí, cada propuesta la consideraremos si es de interés general y si va dentro de nuestros principios y programa. Los pactos de legislatura son un cheque en blanco y una traición a los votantes. Es una directriz que mantendremos en todas partes: lo que decimos en Córdoba lo decimos en Cataluña y el País Vasco.

—¿Qué proponen para la Córdoba de hoy?

—El pilar fundamental es la regeneración democrática. En Córdoba el principal problema es el paro y el poco futuro, pero para nosotros, incluso por encima, está la regeneración democrática. En España, y en Córdoba pasa igual, el bipartidismo produce una politización de todo que impide que progresemos. Esto afecta a la economía y al empleo: con los clientelismos y los amiguismos no se puede avanzar porque no están los más idóneos llevando las empresas públicas. Y tampoco los empresarios que salen a flote son los más idóneos, sino los que tienen mejor relación o tienen el carnet de. Hay que acabar con esto, despolitizar la vida pública y económica, abrir las ventanas de las instituciones, que se conozcan las cuentas públicas, que se haga un gasto adecuado de los presupuestos, que no se malgaste el dinero. La regeneración es fundamental, pero este sistema se bloquea a formaciones que quieren salir con ideas nuevas.

—¿Qué postura tienen con respecto a proyectos como el Centro de Congresos, el estadio o la Capitalidad Cultural 2016?

—Todos nos hemos comprometido con la red de cercanías. El problema está en que no se cumple. Falta sacarle el máximo provecho a cualquier infraestructura: se hace y no se le dota de contenido. Creemos que no hay un proyecto de ciudad, no se sabe qué se quiere conseguir.

—¿Cómo puede un gobierno municipal conseguir que vengan empresas, que crezcan las que hay o que al menos no cierren?

—Creo que puede hacer mucho. Ahí está el caso de Locsa, pero aunque no es competencia del Ayuntamiento, sí lo es dar a conocer la ciudad, facilitar al máximo la estancia de las empresas, no poner trabas. Muchas veces las empresas encuentran tantas trabas que deciden marcharse. Eso es responsabilidad del Ayuntamiento. La crisis ha sido a nivel mundial y nacional, pero no todas las ciudades y países están tan mal. Eso es porque las cosas no se han hecho todo lo bien que se podían hacer. La impresión que he tenido es que no ha habido reconversión industrial: pasamos de la agricultura al ladrillo y ahora no tenemos nada.

—¿Cree que los Ayuntamientos necesitan más competencias y recursos, como suelen pedir?

—Hay dos problemas: uno de despilfarro, porque hay muchos municipios pequeños que no son eficaces. Y si vamos a dotar a los ayuntamientos de ciertas competencias, hay que dotarlos de recursos. Hasta ahora se han ido bandeando con lo urbanístico, pero si esto se acaba habrá que replantearlo. Se les pueden dar competencias cercanas a los ciudadanos, como las de la Ley de Dependencia, También pensamos que las diputaciones no se necesitan, y el ahorro puede repercutir en los recursos de los ayuntamientos,

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