La manifestación convocada ayer bajo el paraguas de «Democracia real, ya» debería hacernos reflexionar. No por diez manifestantes más o menos. Su nutrida representación un domingo de sol de justicia, comuniones, playa, hastío, terraza y parcela no es algo anecdótico. ¿Cuántos concejales van a sacar los votos antisistema...? En primer lugar, entiéndase bien mi expresión. No confundir lo de «antisistema» con esos anarquistas, okupas y vándalos violentos que arman la tangana cada vez que gana el Barcelona un título o aprovechan un tumulto para dar rienda suelta a la violencia como mejor argumento. No, no estamos hablando de eso.
El hastío y el desengaño que ha generado la clase política del sistema es el producto de esa manifestación pidiendo otras vías reales de democracia. Para empezar, las listas abiertas. Que el voto sea soberano, realmente. No de los aparatos. Que se tenga en cuenta a los ciudadanos, no la falacia de la participación ciudadana. «No nacimos para ser una generación perdida», se pudo leer ayer en una pancarta. Soluciones, no promesas. Y el principal, hasta un 75% de reincidencia en las respuestas del sondeo de Ikerfel para ABC Córdoba, el paro hoy en Córdoba.
Estamos ante un diálogo de besugos: unos políticos que dicen cosas que la calle no entiende. Y una sociedad que espera oir lo que nadie le cuenta realmente. El sistema, entre tanto, se enroca y echa tinta de calamar para evadirse. El partido que mantiene a cinco millones de españoles en el paro opta por la pasarela glamurosa de su interminable elenco de políticos de moqueta y nómina o por racionalizar vasitos de caracoles por la gorra y a costa del erario público del Ayuntamiento. Del mismo que tienen que salir los euros para los proveedores. Probablemente con todos los vasitos de caracoles que el PSOE dio ayer en Noreña a costa de la Concejalía que controla hoy podría haberse salvado algún proveedor más.
Ikerfel ha señalado una masa del 21% de indecisos para el 22-M entre los que, a buen seguro, hay una alta proporción de estos votos antisistema. Un voto que se repartirá en variados cestos, pero con la misma empuñadura: son votos antisistema los de Sandokán, la abstención, los votos en blanco, los de UPyD y hasta los de Ecolo. Nuevas formas, más o menos discutibles, de decirle al sistema que no haga más la estrategia del caracol y dé la cara de verdad.
