Pocas obras han estado rodeadas de tanta controversia en el último año como las de la remodelación del Parque Cruz Conde, un recinto que, con sus 14 hectáreas de extensión, tiene el honor de ser uno de los espacios verdes más grandes dentro del núcleo urbano de Córdoba. Es un lugar muy utilizado por la ciudadanía, tanto para el paseo como para la práctica del deporte.
Fue a finales de agosto del pasado año cuando se colocaron las vallas en todo el perímetro del parque con motivo del inicio de la intervención. Desde entonces, nadie ha podido entrar en el recinto, salvo los trabajadores de la empresa adjudicataria y algunos representantes del gobierno municipal en visitas institucionales.
En principio, esta obra, cuyo presupuesto ronda los 1,7 millones de euros, a través del Fondo Estatal de Empleo y Sostenibilidad Local (Feesl), debía haber finalizada en febrero, aunque fue ayer cuando se abrió, justo en una época en que la normativa prohíbe cualquier acto de inauguración.
Desde que se conoció el proyecto, éste ha estado rodeado de polémica. Se creó una plataforma ciudadana, que, bajo el nombre de «Salvemos el Parque», organizó numerosos actos de protesta por el excesivo uso del hormigón en la remodelación, sobre todo en el circuito de «footing». La presión hizo efecto en noviembre, cuando el ejecutivo local dio su brazo a torcer y aceptó que en las pistas se utilizara aripaq, un material terrizo fabricado de forma artificial.
Final de las obras El Parque Cruz Conde está abierto desde ayer, tras una obra de nueve meses que ha costado 1,7 millones de los fondos «anticrisis»
A pesar de ello, este colectivo ha seguido mostrándose bastante crítico con el desarrollo de la obra, como con las arquetas y bordillos que dificultan la práctica del deporte.
Las opiniones sobre la reforma son muy dispares. Se podrían crear dos grupos. Por una parte, se encuentran los vecinos, que, en gran parte, apoyan el proyecto. Es el caso de Encarnación Conde, quien resaltó que la obra «es un beneficio para la ciudad», ya que se han mejorado diversos aspectos, como es el caso de los accesos, que «ahora sí están adaptados para los discapacitados».
En cuanto al retraso que acumuló la intervención, esta vecina lo justificó en que «ha llovido mucho y los obreros no han podido trabajar». «La gente que es del barrio sí está contenta», resumió.
Crítica a la duración
Los deportistas se muestran más críticos. Aurora Montserrat solía entrar en el parque para correr. Su opinión es que la actuación «ha supuesto más un daño que un arreglo». Además, lamentó que se haya tardado tanto. En este sentido, consideró que se podía haber hecho más, puesto que «por la tarde no había nadie trabajando y, si hubiera habido interés en acabar pronto, se debería haber aprovechado todo el tiempo posible».
Una posición intermedia es la que adoptó Marcelino Lorite, un vecino de Ciudad Jardín que, por una parte, se quejó de que en estos meses ha tenido que dar un gran rodeo con su hijo para ir de la Ciudad de los Niños a su barrio, mientras que, por otro, consideró que el aspecto que muestra «parece mejor que antes».