La ciudad de Polonia con la que Córdoba quería compartir Capitalidad Cultural en 2016, Wroclaw, no es ajena a algunos cordobeses que han decidido cursar allí parte de sus estudios universitarios. Son, en este momento, los mejores y únicos lazos que Córdoba puede estrechar con la que pudo ser su hermana en la cultura.
Teresa Crespo, de 21 años y estudiante de cuarto curso de Medicina, es una de esos estudiantes con beca Erasmus en Wroclaw desde hace nueve meses en los que ha tenido tiempo de conocer a fondo las características y peculiaridades de la ciudad, que describe como «muy diferente a Córdoba», si bien tienen en común una importante agenda cultural que cuenta con el respaldo amplio de los ciudadanos, cosa que en el caso de la andaluza no ha servido para ganar la Capitalidad.
La música, en la que ha basado su candidatura Wroclaw, es una realidad tangible a lo largo del año en la ciudad del río Odre según cuenta Teresa.
«Desde que empezó la primavera, todos los fines de semana hay conciertos de grupos polacos en un parque que está compuesto por diferentes islas y el resto del año también otros de gran formato y grupos conocidos», explica. Como curiosidad, añade que «aquí tienen el record Guinnes de personas tocando la guitarra a la vez, este año fue espectacular».
Aunque hay actividades para todo el mundo, los principales usuarios de la cultura en Wroclaw son los universitarios, colectivo de vital importancia que la hace conocida en el resto del país como ciudad estudiantil por excelencia con una fama en ese sentido comparable a la que tienen en España Salamanca y Granada.
Uno de los eventos que Teresa destaca de los que ha vivido hasta el momento en Polonia es Juwenalia, «una semana en mayo dedicada a los universitarios en la que cada día cada Facultad organiza cosas diferentes; barbacoas, conciertos, actividades lúdicas, y concluye con un desfile de estudiantes disfrazados por toda la ciudad».
Fuera de lo estrictamente universitario, la capital de la baja Silesia presume de una actividad cultural digna de una Capital Cultural, según relata Teresa Crespo. Rynek, la plaza principal, es el lugar en el que se organizan muchos de los actos. «Hay muchas exposiciones al aire libre, y en cada estación del año nueva ponen unas “ferias” con puestos de comida típica». Aparte de esto, «no hay un sólo día que no haya algo diferente montado, ya sean juegos para niños, esculturas, artistas callejeros...», lo que hace que exista animación constante.
Los meses de más actividad son los de primavera y verano —como en Córdoba— debido a las características del otoño y del invierno con nieve en Polonia, que frena los actos en la calle.
A la riqueza de su cultura y a lo bello de su urbanismo Teresa une el carácter amable de sus gentes. La hospitalidad es un rasgo que los distingue, como su «calma», cosa que hace que la ciudad sea «tranquila» pese a sus 633.000 habitantes.
Contribuye a ello también el hábito saludable de andar o utilizar el transporte público que en Wroclaw es muy común porque la infraestructura lo favorece. «Hay tranvías, autobuses, carriles bici bien hechos y continuos, la gente usa mucho la bici, la zona histórica es peatonal, se puede ir andando fácilmente a los sitios», cuenta. Por ejemplo, a alguno de «los ocho teatros, salas de cine o los quince museos» que han contribuido a su candidatura.
