Si es cierto que la alegría va por barrios, en el del turismo de negocios deben estar tristes. Según el «Informe Anual 2010» del Observatorio Turístico municipal que elabora Eseca (Caja Granada), el pasado año, los congresos, convenciones o jornadas celebrados en la capital contabilizaron un 19% menos de participantes que en 2009.
Este estudio señala que en total hubo 76 eventos. Son 31 menos que en el ejercicio anterior, con lo que su retroceso fue del 29%.
En ellos participaron 16.237 delegados frente a los 20.056 de 2009. Eso implica, sigue el trabajo, que la «cifra de asistentes se redujo en un 19%, accediendo a la ciudad en torno a 3.800 visitantes en concreto, 3.819 menos que el año precedente por esta causa». El informe recuerda que en el conjunto de España en los últimos ejercicios la demanda de este subsector turístico se ha ido reduciendo en número de congresos y asistentes. Así, continúa, Córdoba «no ha sido ajena a tal comportamiento, viendo cómo en 2010 se agudizó la evolución negativa iniciada en los últimos años en la celebración de congresos y reuniones». De hecho, ya 2009 fue malo en esta materia para la ciudad. Los participantes en este tipo de eventos se redujeron un 16,7% mientras la cifra de reuniones retrocedió un 7%.
No hace falta ser un ponente de un congreso de física nuclear para darse cuenta de la metedura de pata que ha supuesto para la capital afrontar este periodo de «vacas flacas» sin haber solventado su principal carencia para competir en el turismo de negocios: dotarse de un centro de congresos que le permita acoger grandes cónclaves. Este equipamiento acumula un retraso monumental —llegó a prometerse su primera piedra para 2003—. El nuevo gobierno municipal estudia ahora si puede acometerlo, dad la asfixia de las arcas locales.
Y el Palacio de Congresos existente es el espacio que acaparó más eventos en 2010 —un 28%—, pero seguido de cerca por instalaciones universitaris —uno de cada cuatro, en buena medida porque muchas de estas citas tienen una temática vinculada a este ámbito— y salas de hoteles —22%—.
«Cinco estrellas»
El documento recoge la«elevada importancia» de atraer convenciones, jornadas o reuniones por su carácter «desestacionalizador» —ayudan a que la actividad no se concentre en los meses tradicionalmente turísticos— y por su contribución al desarrollo económico. No en vano, los que acuden a este tipo de citas, suelen ser personas de alto poder adquisitivo.
El peor comportamiento lo experimentó la categoría de «otros», un cajón de sastre que incluye jornadas o reuniones. Contabilizó 28 citas, 25 menos que en 2009. A ellas acudieron 4.215 delegados. Son 5.373 menos que un año antes —descenso del 56%—. Los congresos se sumaron a esta tendencia negativa, con una merma de su cifra del 40%, para quedarse en 28, y un retroceso de sus participantes del 12%, con lo que fueron 8.210.
Sólo las convenciones crecieron. De celebrarse 7 saltaron a 20, con un alza de vértigo de sus delegados: un 235%. Son 2.674 más que en 2009.
Este análisis de Eseca también apunta que se dio «una reducción del número de días» de las citas. Así, en 2010, el 75% de los eventos tuvo una duración de hasta dos jornadas. Ese indicador choca con el del ejercicio precedente, cuando la mitad de los cónclaves abarcaron tres o cuatro días. Otro dato relevante es que en 2010 los eventos que duraron más de 4 jornadas sólo supusieron el 3% y 365 días antes habían sido el 11%.
Aunque el informe no señala nada al respecto, la lógica dice que empresas y Administraciones, que son quienes organizan este tipo de citas, también sienten los efectos de la crisis.
Ahora bien, eso no se notó en los lugares donde durmieron los delegados —este dato hay que tomarlo con cautela, ya que sólo se obtuvieron respuestas en 19 de los 76 eventos—. El 90% de ellos hizo noche en un «cinco estrellas» y el resto en hoteles de sólo una categoría menos. Para Eseca, ante una reducción del número de días en los cónclaves, «los asistentes demandan una mayor calidad en el alojamiento». Y eso, destaca, refleja a su vez el «mayor gasto medio diario» del visitante de negocios «en relación» con el conjunto de turistas.
No obstante, los profesionales que acuden a estas citas o sus organizadores también deben notar la recesión, ya que se observó una demanda inferior de actividades complementarias de los delegados que en 2009. De hecho, un 7% señaló al ser preguntado por las actividades complementarias más destacadas la casilla de «no sabe o no contesta». Un 25% demandó servicios relativos a la gastronomía y de forma residual aparecieron los vinculados al turismo y la cultura.



