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Será el próximo diciembre y no tendrá nada que ver con la anterior boda que se celebró en la familia Aznar Botella, cuando la niña Ana se casó con Alejandro Agag. Por aquel entonces, se eligió el monasterio de El Escorial para el enlace y hasta se contó con la presencia de los Reyes en la ceremonia. Esta vez no. El perfil de boda que se baraja para José María Aznar Botella y Mónica Abascal es muy distinto. Prefieren algo sencillo, sin el oropel y la alfombra roja de entonces.
Del mayor de los Aznar sabemos que es un chico trabajador y responsable. Que estudió en el colegio de los Jesuitas, en Madrid, y que luego hizo CUNEF (Centro Universitario de Formación e Investigación, especializado en el ámbito de la Administración y Dirección de Empresas). Que se fue a Nueva York, donde trabajó para el Banco Santander, y que hace pocos años regresó a Madrid. Actualmente es colaborador de un diario y da clases de Economía en el CEU. Es encantador, sociable, inteligente y lo suficientemente precavido como para no regalar titulares. Le gusta la política, reconoce que no guarda ningún mal recuerdo de los años que vivió en La Moncloa y son varios los que creen que algún día podría seguir los pasos de sus padres.
¿Y quién es ella? Mónica Abascal no tiene nada que ver con Naty Abascal ni con la ex de Juan Villalonga, la mexicana Adriana Abascal. En contra de lo que se ha dicho en algunos medios, su madre no tenía amistad con Ana Botella. Mónica estudió diseño de moda y, junto a su hermana, montó la firma de bolsos Vega Carcer, que comercializan a través de su página web.
Discreta y con estilo
Entre sus amigas más cercanas se encuentran algunas blogueras de moda y tendencias, como Vega Royo-Villanova, cuñada de Kubrat de Bulgaria, quien no duda en mencionar a Mónica en sus comentarios sobre sus shoppings. Delgada, morena y discreta en el vestir, pero con suficiente estilo como para no pasara desapercibida, Mónica además trabaja en el departamento de diseño de unos grandes almacenes, donde está muy bien considerada.
Lo más curioso es que Mónica y José María se conocían desde hacía mucho tiempo y lo que por entonces era sólo una buena amistad, con el paso de los años y el volver a encontrarse se ha convertido en toda una historia de amor cuyo final feliz tendrá lugar el próximo diciembre.