Esta vez sí ha podido ser. Los últimos tres años la lluvia impidió que el coso de la Maestranza albergara un espectáculo único en el mundo. La exhibición de enganches de la Feria de Sevilla que alcanza ya su vigesimoséptima edición lució ayer en todo su esplendor bajo un sol abrasador e inesperado.
Desde las diez de la mañana la calle Adriano era ya antesala de lo que dos horas más tarde se vería en el ruedo. Por el Paseo de Colón cortado al tráfico entraban los 70 coches de caballos para ser evaluados en una primera etapa por un jurado reforzado por expertos llegados de Francia, Alemania, Portugal y México. Hermoseaban por toda la vía repleta de aficionados curiosos y turistas.
La guarnicionería, los caballos, el carruaje, las personas, todo iba a ser minuciosamente escudriñado por los jueces que valoran la armonía y combinación de esos cuatro factores. Carretelas, landaus, breaks, sociables, jardineras, a la calesera, a la inglesa... todos se movían al son de los cascabeles de las guarniciones, portando lacayos impecables, guías del siglo pasado, guapas mujeres de todas las edades vestidas de mantilla, de flamenca, con sombrillas de encaje...
Todo un espectáculo que minutos después cobraría más vida en una plaza de toros también espectacular.
A las doce del mediodía con puntualidad taurina, y tres cuartos de plaza llena comenzó la exhibición con los dos coches de protocolo.
En uno, delante de los diez caballos de la escolta chilena, iban los representantes de Chile, el país invitado este año: el ministro de Exteriores, Alfredo Moreno Charme y su esposa, Ana María Echevarría de Moreno; el ministro de Cultura del país andino, Luciano Cruz-Coke; y , el embajador en España, Sergio Romero Pizarro y señora, Bernardita Guzmán de Romero.
El otro carruaje de este comité de apertura portaba la madrina de este edición, Norma Duval que lucía vestida de mantilla.
Tras escuchar los sones de los himnos nacionales chileno y español, los asistentes fueron sorprendidos con un espectáculo ecuestre del país invitado —actuará también en el 60 aniversario de la reina de Inglaterra— con el grupo musical Huasos Quincheros.
Plumas, mascaras, alas y todo el colorido y exotismo iberoamericano se fundía con el señorío andaluz del coso taurino y la Giralda al fondo en una danza en la que participaba la escuadra ecuestre chilena.
Luego los carruajes comenzaron a salir al ruedo en tandas de nueve o diez abanderada por un patrocinador hasta que lo abandonara el último a las dos menos cuarto de la tarde por al Puerta del Príncipe.
La exhibición se desarrollo sin incidencias relevantes —por poco derrapa una elegante limonera con guarnición inglesa y en las gradas un hombre de avanzada edad requirió asistencia sanitaria— pero animada por los aplausos que le dedicaron a un guía minusválido, a algunas guarniciones con 350 cascabeles y a los tres primeros caballos de la media potencia del número 62 que saludaba al público trotando. Entre las guías, Rosario Andrade Pozo que se presentó por el PP a alcaldesa de Cazalla de la Sierra; y, entre los carruajes, un coach cuper considerado único en el mundo y el original omnibus de la yeguada Sierra Mayor.






