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Quema de restos vegetales / Asaja Córdoba
Legislación

Dónde y cómo se pueden quemar restos de poda en Andalucía

A pesar de que la instrucción de la Dirección General de Política Forestal tranquiliza al sector agrario, sigue prohibido el uso del fuego en terreno agrario

14 noviembre 2022, 07:00

Alivio, aunque parcial, entre los agricultores andaluces. La Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul ha informado de que el régimen de autorizaciones para el uso del fuego en terrenos forestales y en zonas de influencia forestal va a continuar funcionando exactamente igual que antes de la publicación de Ley de Residuos para una economía circular (Ley 7/2022 del 8 de abril), impulsada por el Ministerio de Transición Ecológica y que prohíbe con carácter general la quema de restos en terrenos forestales salvo excepciones.

«Estamos muy satisfechos, y más tranquilos, después de la instrucción de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad, que resuelve la incertidumbre que estaba viviendo el campo», reconoce Jesús Aguilar, técnico de Asaja Sevilla.

Desbloquea la situación

Y es que la actuación de la Junta ha conseguido desbloquear la situación causada por el Gobierno central. «La ley estatal contempla que el uso del fuego se permite de forma excepcional en dos supuestos, siempre y cuando se cuente con la correspondiente autorización individualizada. Esto es, de hecho, lo que ya se lleva haciendo desde el Decreto 247/2001 en Andalucía, más de 20 años», detalla Aguilar.

De hecho, los supuestos que contempla el Miteco serían cuando «por razones fitosanitarias no sea posible abordar la gestión de los residuos vegetales mediante otro tipo de tratamiento diferente a la quema, motivando adecuadamente que no existen otros medios para evitar la propagación de plagas» o «en entornos silvícolas, cuando no sea posible la retirada y posterior gestión de los residuos vegetales y sea necesaria su quema con el objeto de prevenir incendios forestales». Supuestos que ya estaban amparados por la legislación andaluza.

En concreto, la autorización de la Junta de Andalucía, que ese dio a conocer hace escasos días, recuerda que las actividades agrarias en terrenos forestales y en zonas de influencia forestal «general residuos no siempre valorizables». «Son, fundamentalmente, restos vegetales de cortas, podas y desbroces sin otros componentes o residuos adicionales», detalla, reconociendo que se trata de un «método sencillo, económico y eficaz».

Solicitar una autorización

Es decir, en este momento, todos aquellos agricultores que tengan que realizar podas u otros trabajos que generen restos vegetales en terreno forestal, o en las inmediaciones (400 metros a la redonda), tendrá que pedir la autorización correspondiente a la delegación territorial de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul. Exactamente igual que antes.

«Es lo lógico, los residuos vegetales que genera la poda de un encinar, por ejemplo, siempre se han eliminado mediante el fuego, que sigue todos los parámetros especificados en el reglamento: vigilancia, cierto número de lotes y disposición, un perímetro de cortafuegos… Es lo más sostenible, rápido, viable y menos costoso para el agricultor, y no supone riesgo ninguno, ya que los terrenos forestales están alejados de núcleos de población», recuerda el técnico de la patronal agraria.

Igualmente, la misma instrucción de Medio Ambiente recuerda que «la quema de estos residuos, por su propia naturaleza de restos vegetales, es equivalente a la quema de leña u otro tipo de biomasa en una chimenea o caldera».

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Poda del olivar / Asaja Sevilla

En terreno agrario

Sin embargo, la instrucción de Medio Ambiente solo aclara todo lo referente al terreno forestal y a sus inmediaciones. Es decir, la quema de restos vegetales en terrenos puramente agrícolas (por ejemplo, un olivar que está cerca de un municipio y rodeado de otros olivares), sigue totalmente prohibida, aunque desde el sector agrario esperan que sea por poco tiempo.

Y es que, la presión de varias organizaciones agrarias y cooperativas, entre ellas Asaja, que asistían con estupefacción a la Ley 7/2022, «que prohíbe algo que llevaba años legislado», consiguió que el Congreso de los Diputados aprobase una enmienda transaccional para suprimir el apartado legislativo que prohíbe la quema de los residuos vegetales en el entorno agrario o silvícola.

Sin embargo, el problema está en que aún quedan varias semanas, para que la eliminación de este apartado, que se incorporará en la nueva Ley de gestión de la PAC, entre en vigor. Un tiempo que mantiene en vilo a los agricultores andaluces, muchos de los que, tras las primeras lluvias del otoño, ya han empezado a realizar labores de poda.

Orden de Agricultura

No obstante, desde Asaja Sevilla se muestran esperanzados en que esta situación tenga una solución pronto ya que, aseguran, la Consejería de Agricultura está trabajando en una orden de carácter administrativo que facilite la gestión de las solicitudes para autorizar la quema de restos vegetales. «No hay un modelo, no se sabe a quién hay que solicitárselo… esperamos que la orden de Agricultura deje más claros estos aspectos hasta que la enmienda estatal entre en vigor», comenta Aguilar.

De esta forma, desde Asaja esperan que la situación de prohibición total, que muestra, a su juicio, «un desconocimiento absoluto de la realidad del campo», se solvente lo más rápido posible.Las cañas del girasol, las varetas y limpias del olivar… todo eso son restos vegetales que, con la Ley de Residuos en la mano, no se podrían quemar, sino que habría que triturar y trasladar, con el consiguiente gasto que genera al agricultor.

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Agricultor podando un olivar / Asaja Jaén

Sin una alternativa viable o generalizada

«Han prohibido una práctica que llevaba haciéndose durante décadas, y siempre de manera controlada, sin ofrecer siquiera una alternativa», asegura Aguilar. «El agricultor no quema por gusto, no deja de ser una actividad con cierto riesgo, si nos ofreciesen una opción que no nos supusiese coste y esfuerzo, dejaríamos de hacerlo, pero hay que afrontar la realidad».

Y es que, además del coste que supone llevar la trituradora de poda a la explotación (un ejercicio aún más complicado en terrenos de influencia forestal, como un olivar de montaña donde hay que tener en cuenta la pendiente), hay que sumarle el combustible de la maquinaria, del camión que traslada los restos… Triturarlos es, por tanto, una alternativa no siempre viable y, por supuesto, menos sencilla», detalle el técnico de la organización agraria.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que, aparte de una subida de costes, triturar los restos vegetales también genera más huella de carbono, debido al uso de combustible y desplazamiento siendo mucho menos sostenible que la quema controlada.

Y, por último, desde Asaja Sevilla recuerdan que la quema de los restos vegetales es también la mejor alternativa para acabar con las plagas vegetales. «Triturando y trasladando restos permanece el reservorio de la plaga, no se elimina por completo. De esta forma, cuando, por ejemplo, hay un problema de verticilosis o de en el olivar, la mejor manera de acabar con ella es quejando los restos de poda, es una medida sanitaria de primer nivel», recuerda Jesús Aguilar.

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