esparrago-granada-recurso
Operarios trabajando en una línea de producción de espárragos / Agrónoma
Récord de exportación

La fiebre del espárrago de Granada: un cultivo de récord con riesgo de morir de éxito

La provincia andaluza lidera la exportación al extranjero con un acusado «desequilibrio entre la oferta y la demanda»

28 octubre 2019, 10:46

Andalucía dispone de unas 10.000 hectáreas dedicadas al cultivo del espárrago. Del total, alrededor del 70% se encuentran en Granada, una provincia donde esta hortaliza goza de una tradición reconocida por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Espárrago de Huétor-Tájar, que aglutina la producción de los municipios de Huétor-Tájar, Íllora, Loja, Moraleda de Zafayona, Salar y Villanueva de Mesía. Reconocido por su calidad, el espárrago granadino —que representa el 83% de las exportaciones andaluzas, que a su vez lideran las de España— ha sufrido una fiebre en los últimos años a la que se han sumado nuevos agricultores de otras localidades granadinas y que pone en riesgo esa posición privilegiada de la provincia a nivel internacional.

En municipios de la Vega granadina como Láchar, Cijuela, Pinos Puente o Santa Fe, o más alnorte, en las comarcas como Guadix y Baza, multitud de agricultores se han abonado al jugoso negocio del espárrago granadino, comercializado en el exterior por valor de 36 millones de euros, es decir, el 84% del montante de la comunidad autónoma el pasado año, cuando Granada exportó 12.920 toneladas. Este dato representa un 70% de la producción granadina, por lo que se trata de «un porcentaje muy alto», apunta a Agrónoma el gerente de la cooperativa Agroláchar y secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Granada, Nicolás Chica.

Si bien reconoce el enorme éxito del espárrago granadino en el mercado, Nicolás Chica lamenta el «vertiginoso» incremento que este cultivo ha experimentado en los últimos años, también en el resto de España, por el que «hay escepticismo y preocupación» en un sector cada vez más concurrido a causa de la crisis económica. La producción de espárragos, dice, tuvo un importante impulso a partir de la década de los 80 y desde entonces ha mantenido una tendencia ascendente, acentuada en el pasado lustro, hasta que se ha frenado por «un desequilibrio entre la
oferta y la demanda»: la producción no ha dejando de aumentar al tiempo que los precios han caído en picado.

Según el informe más reciente de la Junta de Andalucía, de 2018, ese año se registró un récord de exportación de unas 15.500 toneladas de espárrago, una cifra que supone más del doble que la de 2012. La realidad es que, mientras se han multiplicado por dos las exportaciones, los precios se han reducido a la mitad. En 2015 se llegaba a pagar alrededor de 2 euros el kilo de espárrago, pero la cifra ha descendido ostensiblemente, hasta los 1’12 euros durante las últimas campañas, una remuneración que no compensa los elevados costes de producción de esta hortaliza, cuyo cultivo se ha popularizado, no ya en Granada, sino fuera de las fronteras españolas.

Medidas urgentes

En ese sentido, algunas asociaciones agrarias abogan por «adelantar la producción» al menos un mes para que la recogida no coincida con las campañas de otros países que también se han convertido en competidores directos, como Italia, Francia o Suiza, que dejan de importar espárrago cuando disponen de sus propios cultivos. Cada año hay dos campañas de recogida del espárrago en Andalucía: una reducida —y dirigida al mercado nacional— que prácticamente abarca el mes de septiembre y la más importante, que se extiende desde mediados desde marzo hasta junio y cuya producción es mayormente exportada al extranjero, con destino a Francia, Italia Bélgica, Holanda, Suiza, Noruega o incluso Canadá.

El sector reclama más actuaciones urgentes de cara a la próxima temporada para que no ocurra lo sucedido en las últimas, en las que los agricultores se han visto obligados a paralizar la
recogida en plena campaña, dado que las cooperativas abogaron por no admitir producto en un intento de estabilizar los precios. La problemática es tal que las cooperativas han comenzado a no tramitar altas de nuevos socios y han puesto fin a la ampliación de la superficie cultivable, que mayoritariamente se compone de pequeñas fincas de alrededor de una hectárea de extensión, cada cual trabajada por una misma familia.

Y «en Granada hay muchas familias que viven de este cultivo», recuerda Nicolás Chica, convencido también de la oportunidad laboral que a menudo supone para las mujeres de los
propietarios cuando llega la época de recolecta, cuando nos es tarea fácil encontrar mano de obra para esta tarea, que supone doblar el personal. Por todo ello, desde UPA-Granada instan a acometer medidas en el marco de «una apuesta decisiva» por el cultivo del espárrago, que además pasa por la apertura a nuevos mercados internacionales, para lo que se requiere también
de la promoción de un producto avalado por sus bondades saludables. De lo contrario, advierten, el delicado espárrago corre el riesgo de morir de éxito.

Ya pasó algo similar hace un par de años con el conocido como «cabello de ángel», una variedad excelente del espárrago verde que Granada, y más concretamente la cooperativa Agroláchar, comercializaba a 25 euros el kilogramo, un precio que lo llevó a ser conocido como «el espárrago más caro del mundo». A pesar de haber introducido este producto en las cocinas de selectos restaurantes, la vulnerabilidad de este fino espárrago, que se deshidrata con facilidad y pierde sus propiedades en el poco tiempo que tardaba en llegar al consumidor, y los elevados costes de producción obligaron a los agricultores a dejar de cultivarlo.

Ámbitos