
«Solo se frenará la despoblación rural escuchando a las mujeres»
El 15 de octubre se conmemora el Día Mundial de las Mujeres Rurales, y toca hacer balance
Lola Merino es la presidenta de AMFAR (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural), con implantación en todo el territorio nacional y con el foco en la defensa de la mujer rural española, un pilar imprescindible en el sector agrario y el mundo rural.
—¿El próximo 15 de octubre es el Día Mundial de las Mujeres Rurales. ¿Qué papel juegan las mujeres en la ‘España vaciada’?
—¡Es tan importante el papel de las mujeres que un pueblo sin mujeres desaparece! y si realmente queremos revertir la despoblación rural, debemos escuchar a las personas que viven en los pueblos. Hay que desechar la costumbre de legislar desde los despachos sin escuchar a las principales afectadas. Hay que ir a los pueblos y escuchar a las personas que viven allí.
Por esa razón, la celebración del Día Mundial de las Mujeres se convierte para AMFAR en mucho más. Fuimos la organización de mujeres rurales pionera en la conmemoración de esta fecha, y en estos 25 años nuestro objetivo ha sido convertirla en un escenario que dé voz a los 6 millones de mujeres rurales españolas.
En los últimos años, hemos conseguido cambios políticos, sociales y económicos que han reportado avances relevantes en la vida de las mujeres rurales. No obstante, todavía seguimos viendo importantes retrocesos en los derechos de las mujeres.
Por otro lado, tenemos claro que, si queremos revertir la despoblación, envejecimiento, masculinización y las bajas tasas de natalidad para conseguir dinamismo, crecimiento y fijación de población rural, hay que escuchar a las mujeres.
—El sector agrario, tradicionalmente masculinizado, vivió un antes y un después con la ley de titularidad compartida. ¿Qué balance hace AMFAR desde su entrada en vigor?
—La Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias es uno de los grandes logros de AMFAR. Nos costó trabajar durante más de 10 años hasta conseguir la aprobación de esta norma en el 2011, que es un reconocimiento jurídico al trabajo de las mujeres en el sector agrario. Hasta esa fecha, el trabajo realizado por las mujeres en las explotaciones agrarias era considerado «una extensión» de su labor como amas de casa.
Sin embargo, al hacer un balance de su evolución, queda claro que la implementación de esta Ley dista mucho de las previsiones iniciales. Cabe recordar que cuando se aprobó, el Ministerio de Agricultura estimó que serían 30.000 las mujeres rurales que se incorporarían al sector agrario a través de la Titularidad Compartida. A fecha de hoy, las mujeres que comparten titularidad con su marido o pareja exceden poco de las 1.000, 1.048 para ser exactas.
Estos datos ponen de manifiesto que hay que implementar medidas nuevas para conseguir que ninguna mujer que quiera incorporarse al sector agrario se encuentre con un obstáculo que se lo impida.

—¿Cuáles son los retos para las mujeres del ámbito rural en el 2023?
—Es evidente que no vivimos en un mundo igualitario, pero en AMFAR tenemos la determinación de conseguirlo y para ello, hemos diseñado programas para avanzar en las áreas que más nos demandan las mujeres.
En el área del empleo, tenemos programas de emprendimiento y aprovechamiento de recursos que impulsen su incorporación al mundo laboral. Quiero destacar que el 54% del emprendimiento rural está liderado por mujeres, frente al 30% de mujeres que emprenden en el ámbito urbano.
Estamos en la era de la digitalización y el compromiso de AMFAR es romper la brecha digital que afecta a muchos municipios por su tamaño o ubicación geográfica. Según el INE, mientras que el 91,4% de los hogares tienen conexión a internet, el porcentaje baja hasta el 86,8% en los municipios de menos de 10.000 habitantes.
Otro de los caballos de batalla es la corresponsabilidad de la vida familiar, personal y laboral, ya que las mujeres rurales siguen dedicando 2 horas y 7 minutos diarios más que los varones. Si le diéramos valor económico a este tiempo se alcanzarían los 38.500 millones de euros.
—¿Cómo afectará la reforma de la PAC a las mujeres y jóvenes?
—Antes de nada quiero resaltar el significativo aumento de las mujeres en el sector agroalimentario español. En la actualidad, las mujeres titulares de explotaciones agrarias rondan ya el 30% del total en nuestro país, cifra que asciende hasta el 40% en el caso de Andalucía y las perceptoras de ayudas directas de la PAC representan el 37,5%. Son cifras que estoy convencida que irán creciendo. En cómo nos afectará la PAC en el nuevo periodo, es una incógnita y una incertidumbre para todos los profesionales agrarios. Llega la nueva campaña, arranca la época de siembra y no sabemos aún ni qué, ni cómo ni de qué manera. No obstante, AMFAR trasladó al Ministerio de Agricultura un tratamiento prioritario para las mujeres en la negociación del Plan Estratégico. De momento, conocemos que contempla un incremento de un posible 15% para mujeres que perciban la Ayuda Básica a la Renta Sostenible. Queda ver la letra pequeña y el condicionamiento, si lo hubiera, para ser beneficiaria.
—¿Qué hace AMFAR para ayudar al desarrollo de las mujeres rurales en Andalucía?
—AMFAR Andalucía, con Adoración Blanque, a la cabeza está realizando un trabajo encomiable. El crecimiento en el número de asociadas es la mejor carta de resultados del trabajo bien hecho a través de jornadas, encuentros, intercambio de experiencias, cursos de formación on line o presenciales…. Queremos conseguir que las mujeres rurales sean el centro del desarrollo rural con el fin de crear empleo y poner freno a la despoblación.