
Andalucía no está en sequía, según las dos administraciones del agua competentes
«Mientras, los caudales ecológicos fluyen hacia el mar en régimen ordinario, como si no ocurriera nada. Dios quiera que no los tengamos que echar en falta en los próximos meses si la sequía se prolonga en el tiempo»
Los embalses andaluces se encuentran por debajo del 20% de su nivel de almacenamiento, una situación hidrológica dramática que afecta a todas las cuencas andaluzas sin excepción, con restricciones generalizadas para el regadío, incluso en la cuenca del Tinto-Odiel-Piedras – la cuenca que abastece a la provincia de Huelva-, que se encuentra al 30%, y que hasta el año pasado nunca en su historia había sufrido restricciones.
A pesar de la gravísima situación, los indicadores de sequía -elaborados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) para la cuenca del Guadalquivir y por la Junta de Andalucía para las cuencas litorales-, siguen incompresiblemente dibujando un mapa de Andalucía de verde, o sea, en situación de «ausencia de sequía«, como puede apreciarse en el plano adjunto, que nos representan como si fuéramos una Irlanda verde y húmeda.
Administrativamente, según los mapas oficiales sobre el Estado de Sequía, Andalucía no está en situación de «sequía prolongada«, por lo que aparentemente no tenemos ningún tipo de problemas en el suministro hídrico. Sin embargo, el también plano adjunto, que define el Estado de Escasez, si muestra que casi toda Andalucía está en tonos rojo, es decir, con graves problemas de suministro de agua.

Una grave inconsistencia de estos índices oficiales que tiene mucha importancia en la gestión del agua en circunstancias de sequía y en la fijación de los caudales ecológicos, que mientras no se defina la ‘sequía prolongada’ fluyen como si estuviéramos en circunstancias de normalidad y no se reducen, como sería lo lógico y razonable en cualquier país civilizado del mundo, donde las personas se priorizan sobre la fauna y la flora.
Cambiar los indicadores
Es preciso que las administraciones competentes tomen las medidas necesarias para corregir esta situación. O se cambian los indicadores a través de los cuales se decide la situación de sequía prolongada, o se deben desvincular los caudales ecológicos de estos indicadores: lo que sea mejor y más rápido. Pero resulta enervante comprobar que las caudales continúen fluyendo en régimen ordinario en una situación como la que estamos viviendo, con graves restricciones para el regadío que ya están afectando también al abastecimiento.
Hace ya casi un año que Feragua, como representante de los usos del regadío, en unión con el resto de representantes de usuarios del Comité Permanente de Sequía de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (abastecimientos e hidroeléctricos), solicitaron la modificación de los parámetros de sequía, sin que la administración competente, el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, los haya corregido, ni tampoco lo haya hecho la autonómica, que se ha limitado a seguir la normativa estatal.
Caudales ecológicos
Mientras, los caudales ecológicos fluyen hacia el mar en régimen ordinario, como si no ocurriera nada. Dios quiera que no los tengamos que echar en falta en los próximos meses si la sequía se prolonga en el tiempo y las restricciones se generalizan no solo para el campo, que ya las está sufriendo, sino también para los usos prioritarios de las ciudades.
La pasmosa lentitud en la administración del agua no solo se sufre en la acuciante parálisis inversora en obras hidráulicas de regulación, transporte, desalación y regeneración para generar nuevos recursos, sino en simples medidas de gestión administrativa que pueden ahorrar recursos de forma inmediata, en beneficio de toda la sociedad. Confiemos que la gravísima situación actual mueva las mentes de los responsables políticos, y se tomen medidas urgentes en ambos sentidos: más inversión en proyectos hidráulicos y más medidas de gestión para ahorrar el recurso hídrico, que todos necesitamos.