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Naranjo / Agrónoma
Campaña de cítricos

Y el frío que no llega

«Las fechas se nos echan encima con la frontera de Navidad para terminar con la primera parte de la campaña, y el invierno no llega»

16 noviembre 2020, 09:00

Asistimos estos días a un escenario con una ingente información- desinformación y sobre todo mucha opinión sobre el resultado electoral en los Estados Unidos. Leo que el sector agrícola se posiciona de forma muy generalizada con y por la victoria de Biden.

Pero lo cierto y verdad es que, hasta el momento, no ha sido elegido Presidente de dicha nación. La mayoría del sector piensa que este relevo supondrá un cambio en la posición respecto a la imposición de aranceles a nuestros productos por parte de la Administración liderada por Trump. Me asaltan serias dudas sobre ambas posibilidades.

Por un lado, y con independencia de quien haya sido el candidato más votado, (problemática que nos suena bastante en nuestro país) veo la posibilidad del cambio de presidente cada vez más complicada. Por otro lado, también dudo de que llegados a ese hipotético punto, ese cambio pudiera suponer mejora sustancial alguna en referencia a tan injusta y anacrónica medida.

Como si tener un negocio al aire libre no fuera suficientemente duro e incierto, tenemos que preocuparnos por las ocurrencias de los políticos que negocian con nuestro sector para compensar desequilibrios e intereses de otros sectores.

Evolución de la campaña

A nosotros los agricultores, lo que nos importa ahora es que no ha llegado el frío de verdad todavía, ese que recordamos que solía hacer por estas fechas, el que debe hacer en invierno, el mismo que provoca por un lado la evolución y maduración de la fruta, y por otro lado, paralelamente, que el consumo de cítricos despegue gracias a sus inigualables virtudes para combatir las posibles enfermedades provocadas por el mismo.

Semanas atrás analizábamos la situación de inicio de la campaña con muchos factores a favor para al menos alejar fantasmas del pasado, a pesar de los condicionantes que nos impone la pandemia. Sin embargo, pasan los días y, si bien todavía tenemos margen, el ritmo de cogida está siendo lento, preocupantemente lento, las fechas se nos echan encima con la frontera de Navidad para terminar con la primera parte de la campaña, los kilos están ahí y el invierno no llega, el mismo que al mediodía no nos dejaba años atrás ir en mangas de camisa a mediados de noviembre y ahora no nos ayuda a avanzar.

A nosotros lo que nos preocupa es vender y cobrar a un precio justo por  nuestros productos, hacer rentables nuestros negocios, que son los que realmente fijan la población y aseguran un futuro digno al mundo rural.

Para ello, sin duda, más allá de que en Estados Unidos gane uno u otro candidato, lo que sí nos ayudaría sería sentirnos protegidos por una Europa que deja a los pies de los caballos a un sector tan importante como estratégico, tan vital como necesario, a las primeras de cambio. Una Europa en la que cada país miembro lucha por sus intereses contraponiéndolos a los de sus socios y vecinos, y que sólo parece unirse en proclamar un resultado electoral incierto y utópico, como si eso fuera a solucionar parte de nuestros problemas.

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