
Cinco mitos del olivar en seto que el paso del tiempo ha logrado derribar
Agromillora repasa la historia del cultivo en una jornada técnica dentro del marco «Encuentros Oleoestepa»
Sevilla es la provincia andaluza que posee el mayor porcentaje de olivar moderno de alta densidad (en copa y en seto) y mecanizable, con el 55% de la superficie olivarera. De hecho, el crecimiento del cultivo del olivo en el Valle del Guadalquivir (tanto en Sevilla como en Córdoba), viene determinado prácticamente por las plantaciones en seto, que han sustituido a superficies antes ocupadas por cultivos herbáceos como cereal o girasol.
En el año 2020, según la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), el olivar en seto ocupaba una superficie de 79.500 hectáreas a nivel nacional, suponiendo el 3% del olivar español, habiendo un 49% de olivar tradicional que es mecanizable y un 22% de olivar tradicional no mecanizable.
Este crecimiento del olivar en seto, en sus casi tres décadas de historia, no ha estado exento de polémica, debido al «ruido» levantado por ciertos sectores ecologistas y e incluso por pequeños productores olivareros.
Sectores que han visto las inversiones que promueven la «imparable conversión» del olivar tradicional -y de tierras de campiña- en un olivar rápidamente productivo y mecanizable, reemplazando las tradicionales cuadrillas de jornaleros por máquinas cabalgante, con cierta suspicacia y temor.
Jornada técnica
Todo este ruido ha generado alrededor del olivar en seto una serie de leyendas que se han puesto sobre la mesa en la jornada técnica titulada: «Presente y futuro del olivar en seto: mitos y realidades», organizada por la cooperativa sevillana Oleoestepa, a cargo de a cargo de Manuel López Ostos, Product Manager Olivos de Agromillora Iberia, y Cristóbal Sánchez Ramírez, Delegado de Andalucía de Agromillora Iberia.

«¿Quién no ha escuchado que con el sistema en seto hay que arrancar los olivos a los diez o doce años?»; o que «el aceite que se produce es de poco valor». «También se ha dicho que el olivar en seto es muy demandante de agua y de inputs o que agota los recursos y agota el terreno». Además de que «el olivar en seto no es posible en secano». Se trata de cinco mitos que el paso del tiempo se ha encargado de rebatir, según la experiencia «en estos 28 años de trabajo», han señalado los representantes de Agromillora.
Cabe recordar que esta empresa fue pionera en desarrollar plantas de olivo para el sistema en alta densidad en los años 90 y que actualmente produce el 30% de los olivos plantados en seto en Andalucía, apostando por variedades con rápida entrada en producción y alta densidad de plantación (más de 1.600 plantas por hectárea).
De hecho, «la plantación más antigua ha cumplido ya 27 años, y no hay por qué pensar que el olivar en seto haya que arrancarlo antes que un olivar intensivo, pues hasta ahora no se ha dado el caso», ha declarado Manuel López, desmintiendo así los «bulos» respecto a la duración de las plantaciones.
No obstante, sí ha aclarado que «a partir del octavo-décimo año hay casos en los que las producciones caen, incluso en fincas que han sido muy productivas, debido a que no se han podado y han cogido mucho volumen de copa foliar, que ha impedido a la luz entrar».
«Cuando el agricultor entra tarde a podar le queda madera inservible porque no ha recibido la luz y las yemas se han vuelto inservibles, teniendo que esperar al menos dos campañas hasta que se regenere esa madera y vuelva a ser frutera». «La luz es la vida del seto», ha insistido López Ostos, que ha optado por dejar volúmenes de anchura de un metro en regadío y un poco menos en secano, y ha recomendado abrir ventanas en el olivo para que entre la luz.
Calidad del aceite
Respecto al mito de la calidad del aceite, «el cien por cien de lo que se produce es aceite de oliva virgen extra con las variedades que contamos», ha afirmado por su parte Cristóbal Sánchez, destacando que «hoy día la variedad arbequina supone el 10% del aceite mundial».

De hecho, «cuesta encontrar una finca que no haya sido rentable en seto, y eso es gracias también a la variedad arbequina, que ha sido muy estable». No obstante, ha finalizado remarcando que «en Andalucía somos pioneros en mejora genética del olivo, y por esta vía vendrá la próxima revolución del olivar».
Respecto a las muchas veces cuestionada sostenibilidad del sistema, Manuel López ha negado categóricamente que el olivar en seto esquilme el terreno, apuntando todo lo contrario, ya que «requiere menos necesidades de agua y de abonos».
La razón es que un seto tiene un volumen de copa por hectárea de 6.000-7.000 metros cúbicos de vegetación (hojas y ramas). Un intensivo tiene un volumen de 10.000 y un tradicional puede llegar hasta 12.000 metros cúbicos de vegetación. «Al tener más volumen de copa hay más hojas transpirando y más ramas que, aunque no estén produciendo, están en funcionamiento y necesitan agua y fertilizantes para producir». Por eso, «el seto, al tener el volumen de copa inferior, tiene una menor huella hídrica».
De hecho, «observamos fincas que producen 2.000 kilos de aceite consumiendo 2.500 metros cúbicos de agua», por eso «en años como estos de sequía, no tenemos miedo, pues sabemos que el olivar con los 1.000 metros cúbicos por hectárea de dotación que ha concedido Confederación Hidrográfica del Guadalquivir es capaz de hacer mucho». Además, «el olivar en seto con una buena cubierta vegetal, una buena poda y picando los restos de poda, es un gran captador de CO2», ha insistido López Ostos.
Secano
La gran mayoría de olivar en seto está plantado en regadío. Sin embargo, «en los últimos cuatro años está habiendo un cambio muy importante», y en Córdoba, Sevilla y Cádiz «se están haciendo muchas plantaciones de olivar en seto en secano».

Eso sí, el cultivo no funciona en todos sitios: «Tienen que ser tierras con un mínimo de arcilla (20-30%) que retenga agua, y una pluviometría de unos 350-400 mililitros». Con estas condiciones «podríamos aspirar a un seto de 2,5 metros de altura, 1 metro de anchura, y haciéndolo muy poroso, con las podas adecuadas, podemos producir alrededor de 6.000 kilos de aceitunas (1.000 kilos de aceite), con un coste medio de un euro por kilo».
La primera plantación en seto en secano en Sevilla fue en el año 99 «y todavía sigue en pie». Se trata del olivar en la finca La Matanza, situada en la pedanía de Écija Cerro Perea, con una media (años 2001-2014) de 1.400 kilos de aceite por hectárea.
En líneas generales, el directivo de Agromillora ha señalado que «donde el olivar tradicional y el intensivo van bien, el seto va a ir bien», quitando miedos a los que piensen en la reconversión. Y es que actualmente la empresa viverista continúa trabajando en la implementación de este sistema en otros cultivos y en el desarrollo de una agricultura «moderna, más rentable y sostenible». Fruto de este empeño se están realizando plantaciones en seto de almendros, cítricos y otros cultivos como la encina.