
Por Javier Padilla
Lejos quedan los tiempos de la producción agraria y pesquera para autoabastecimiento de los andaluces. En sepia se escriben las líneas de aquellos sistemas de producción con una secundaria orientación a los mercados y en los que lo verdaderamente importante era la subsistencia.
La agroindustria andaluza es, hoy en día, un potente motor económico que se encuentra en plena fase de modernización para orientar sus estructuras a los mercados y hacer valer la máxima de la eficiencia: menos gasto, más valor y más beneficio.
El 17% del Producto Interior Bruto de la región corresponde al trabajo de agricultores, pescadores, ganaderos e industria transformadora, un dato que lleva a comprender el notable esfuerzo que realiza actualmente la Junta de Andalucía -en coordinación con el Gobierno central- por modernizar las estructuras y crear mentalidad de empresa agraria entre los productores.
El envejecimiento de la población activa, la globalización de los mercados y las reformas a los distintos sistemas de ayudas son algunos de los principales obstáculos que amenazan a los productos procedentes de las ricas tierras y aguas andaluzas.
Para minimizar estos riesgos en cultivos como el algodón o la remolacha, la Consejería de Agricultura y Pesca ha planteado y ejecutado planes estratégicos orientados al mantenimiento de la actividad en aquellas zonas afectadas por las reformas europeas. Asimismo, con el apoyo a las nuevas interprofesionales de la aceituna de mesa y de la fresa, la Junta de Andalucía cumple otro de sus objetivos principales: potenciar la unión entre todos los profesionales de un sector para aprovechar el resultado de las sinergias. Promoción exterior, investigación y negociación en bloque ante la gran distribución son algunos de los principales retos que se han planteado en el seno de estas entidades. Además, la creación y el reconocimiento de las diversas denominaciones de origen y específicas que se reparten por la geografía andaluza favorecen la fortaleza de lo andaluz en su periplo por los mercados nacionales e internacionales.
Del lado de la pesca, Andalucía afronta también los planes de modernización que no sólo abarcan a la maquinaria pesquera, sino que, más allá, abundan en la investigación sobre nuevas especies y formas de explotación de los fondos marinos.
En el caso de la ganadería, el apoyo de la Junta de Andalucía ha servido para minimizar el impacto en la granja y en los mercados de enfermedades como el mal de las «vacas locas» o la «lengua azul».
En definitiva, el apoyo de la Administración al sector agrario, ganadero y pesquero ha favorecido, por un lado, que se minimicen los efectos de las amenazas externas y, por otro, que se pongan en manos de los productores las herramientas para hacer de la tierra y el mar andaluz la base del futuro económico y social de gran parte de la población andaluza.
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El 17% del Producto Interior Bruto de la región corresponde al trabajo de agricultores, pescadores, ganaderos e industria transformadora
La Consejería de Agricultura y Pesca ha planteado y ejecutado planes estratégicos orientados al mantenimiento de la actividad en aquellas zonas afectadas por las reformas europeas
Andalucía afronta también los planes de modernización que no sólo abarcan a la maquinaria pesquera, sino que, más allá, abundan en la investigación sobre nuevas especies y formas de explotación de los fondos marinos