Ocurrió el 30 de enero de 1972. «Ha sido una matanza. Nadie disparó contra los soldados. Dispararon por propia voluntad», comentó el padre Bradley, un sacerdote católico que asistió a los moribundos en el mismo lugar donde cayeron mortalmente heridos.
Su testimonio, recogido por EFE al día siguiente, da una medida de la masacre injustificada llevada a cabo por el regimiento de paracaidistas que el Ejército británico envió la aquella concentración en Londonderry a favor de los derechos civiles y en contra del «internment» (encarcelamiento sin juicio a los sospechosos de pertenecer al IRA), en la que se habían reunido 20.000 irlandeses.
Muerto mientras abrazaba a su hijo
Muertos y heridos por la espalda cuando trataban de escapar o fuego contra los ciudadanos que pretendían evacuar a los muertos, fueron las situaciónes descritas
La propaganda de Londres repetía continuamente que en el conflicto norirlandés se enfrentan la ley y una banda de terroristas. «No todos los manifestantes podían ser terroristas», puntualizaba ABC en la crónica del corresponsal en Londres, en la que hablaba de «descargas a quemarropa» y de la incomprensión sobre «el estado de derecho que teóricamente Londres tutela en el Ulster».
Los testimonios de varios sacerdotes más fueron determinantes: agresión sin previo aviso, ensañamiento de los paracaidistas, muertos y heridos por la espalda cuando trataban de escapar o fuego contra los ciudadanos que pretendían evacuar a los muertos y heridos, fueron algunas de las situaciónes descritas.
«¡No disparen! ¡No disparen!»
No había muchos precedentes sobre miembros del Ejército oficial disparando contra ciudadanos, tal y como ocurrió 17 años después en la plaza de Tian´anmen.
Como señal de protesta, los católicos de Londonderry no acudieron al trabajo ni llevaron a sus hijos a las escuelas, que permanecieron cerradas. «Las calles del “ghetto” de Bogside, en Londonderry, donde el domingo quedó bañado en sangre, están desiertas y en las ventanas hay papeles negros. En Belfast estallarán bombas…», predecía ABC, como así ocurrió.
El informe
Más de 5.000 páginas, 12 años de trabajo y 234 millones de euros ha costado realizar el informe que se hará público hoy, el más largo y más caro de toda la historia legal británica, para uno de los sucesos más dramáticos de un conflicto que ha costado la vida a más de 3.500 personas.