El Banco de España ha cuantificado el temido impacto sobre el empleo del nuevo mapa de cajas de ahorros. El subgobernador del organismo, Javier Aríztegui, adelantó ayer en el Congreso de los Diputados que la reestructuración del sistema financiero acarreará una pérdida del 20% del empleo; es decir, 24.000 puestos de trabajo.
Arítztegui compareció en la Cámara Baja en calidad de presidente de la Comisión del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria para explicar el proceso de fusiones. A quince días de que se cumpla el periodo fijado por el Ejecutivo para culminar la reestructuración, el subgobernador subrayó que la reordenación bancaria conllevará, asimismo, el cierre del 25% de las oficinas de todo el país.
En el caso de la nueva entidad procedente de la «fusión fría» liderada por Caja Madrid y Bancaja y en la que participan Caja Segovia, Caja Ávila, Caja Insular de Canarias, Caixa Laietana y Caja Rioja, la nueva organización prevé prejubilar a cerca de 3.400 empleados, del total de 26.000 que actualmente figuran en su plantilla. Las entidades «menores» que participan en esta alianza también anunciaron recortes de plantilla. Tanto Caixa Laietana como Penedés se disponen a desprenderse del 10% de sus trabajadores, lo que se traduce en una pérdida de cerca de 100 y 290 puestos de trabajo, respectivamente. Ayer, los presidentes de estas siete entidades rubricaron su acuerdo de adhesión.
Por otra parte, KPMG y el IESE presentaron ayer un estudio sobre las retribuciones variables de los empleados de bancos y cajas que evidencia que una de cada cuatro entidades mantiene las remuneraciones de antes de la crisis. Las fusiones también obligarán a las cajas a revisar sus estatutos para cumplir la nueva norma de retribuciones, obligatoria desde 2011, que exige adecuarlas a los riesgos.
