Poco ha durado el secreto sobre el lugar elegido por el «Kronprinsparet» (los Herederos, como ya les llaman los suecos) para su luna de miel. Hoy por la mañana las televisiones y prensa escandinavas han dado buena cuenta del destino con toda clase de detalles del viaje. Esperemos que los «paparazzi» dejen en paz a la pareja para que disfrute de unos días de descanso y tranquilidad.
Los medios cuentan que Victoria y Daniel, que desaparecieron de la fiesta de su boda sin que nadie se diera cuenta, se dirigieron al aeropuerto de Estocolmo donde les esperaba un avión privado, prestado por su amigo Bertil Hult, que les conduciría a Tahití.
A mediodía del lunes, hora local, medianoche en España y Suecia, aterrizaron en el aeropuerto internacional Papeete.
A bordo de ese avión, un Dassault Falcon 7X fabricado en Francia, se les sirvió como suele ser costumbre en los vuelos privados, una deliciosa cena fría con champagne. Tras dos escalas para repostar en el aeropuerto Keflavik, de la capital islandesa y en Vancouver, la aeronave tomó tierra en la citada isla de la Polinesia francesa, conocida históricamente como Otahiti.
Los recién casados, vestidos con ropa deportiva y cogidos de la mano, subieron a bordo de un yate donde vivirán su amor perdidos en las azules aguas del Pacífico Sur, un territorio marino de 4 millones de kilómetros cuadrados.