Cuando el calor aprieta, lo mejor evitar el sol y beber mucha agua. Estos son los dos consejos básicos para evitar problemas con las altas temperaturas, pero no los únicos.
A veces, la deshidratación puede llegar sin darnos cuenta, por ello, los expertos ofrecen trucos para detectarlo: desde la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria se recomienda observar la orina para comprobar si se está consumiendo suficiente cantidad de agua. Si es de color amarillo intenso, con olor fuerte y en poca cantidad, se debe beber más; mientras que si su color es amarillo claro, indica que se está bebiendo lo necesario.
Otras recomendaciones con respecto a la pérdida de líquidos y el calor son:
- Beber agua antes de tener sed, al menos 2,5 litros cada día y no sustituir este líquido por otros que contengan cafeína o alcohol, ya que ambas sustancias son diuréticas y causan pérdida adicional de agua.
- Comenzar y empezar el día con un vaso de agua. El cuerpo también pierde líquido mientras duerme.
- Vigilar especialmente a niños y ancianos, los grupos más vulnerables a los efectos del calor.
- Vestir ropa clara, ligera y cómoda para estar en casa o salir a la calle. Huir de los colores oscuros y protegerse la cabeza con sombreros o prendas similares.
- Evitar la actividad física en las horas centrales del día. Entre las 12.00 y las 19.00 se recomienda no ponerse al sol para practicar deportes de cualquier tipo.
- Comer alimentos ligeros para evitar las digestiones pesadas.
Cómo afrontar un golpe de calor
Si se incumplen alguna o varias de estas recomendaciones, podemos sufrir una insolación o golpe de calor (es decir, la temperatura corporal se eleva varios grados por encima de lo normal).
Ante una insolación, es necesario detener totalmente la actividad física y, después, llevar a la persona afectada a un lugar fresco y acondicionado. También es conveniente aflojar la ropa y aplicar paños frescos en las ingles, las axilas y el cuello para bajar lentamente la temperatura corporal.