«¿Abrir en agosto? ¡Para qué si todo el mundo se va de veraneo!» así responde la mayoría de los comercios, restaurantes y oficinas de Barcelona. Así responden también las 68 guarderías públicas que existen en la ciudad, según datos del Consorcio de Educación de la Generalitat de Cataluña. Y entre las 205 guarderías de titularidad privada, el resultado es similar: el 90 % de ellas descansa de julio a septiembre.
¿Pero y los que se quedan? ¿Acaso no hay padres sin vacaciones y niños sin escuela? Claro que sí y por eso algunos centros infantiles han decidido no cerrar en agosto. «Nemomarlin», por ejemplo, es una guardería situada en el barrio de Sarrià cuyo objetivo es «brindar flexibilidad horaria a los padres que trabajan». Así lo explica Natalia Borovkova, su directora, y añade: «Aunque no me sale a cuenta porque vienen muy pocos niños, sé que a la larga será beneficioso dar este servicio a aquellos que no tienen donde dejar a sus hijos».
Los pocos centros que abren este mes tienen claro que el esfuerzo de ir a contracorriente vale la pena. Mientras la mayoría disfruta de la playa, ellos aprovechan el espacio vacío que los demás dejan. «Es muy importante satisfacer la demanda, y así luego corre la voz», afirma Natalia.
Se nota la crisis
Abrir en agosto es, pues, una buena estrategia para darse a conocer, sobre todo, si se lleva poco tiempo en «el mercado». Otra escuela que así lo entiende es «Petit geni», centro inaugurado hace menos de un año en Mataró. «Ofrecemos clases también en vacaciones de navidad. Es nuestra política de empresa», dice su directora.
Las guarderías consultadas recibirán un promedio de veinte niños por semana, lo que significa aproximadamente la mitad de asistentes que en el resto del año. «Este verano la crisis se está notando, los padres ven que si los hijos pueden quedarse con alguien de la familia, mejor» comenta la coordinadora de «Omicron», colegio que lleva más de veinticinco años en el barrio del Raval.
Mientras los adultos trabajan, los más pequeños no tienen por qué aburrirse. Las guarderías que sobreviven el agosto , se las han ingeniado para que el calor resulte menos pesado. Piscinas hinchables, juegos de agua o el clásico «manguerazo» son algunos de los recursos más utilizados. El centro «Mafalda», por ejemplo, cuenta con un amplio jardín en el que los niños pueden plantar, cosechar y realizar diversas actividades en contacto con la naturaleza.
Otra opción para los pequeñitos que no han podido ir de vacaciones es hacer algo que se les da muy bien: viajar con la imaginación. En «Nemomarlin», por ejemplo, cada semana un cuento infantil distinto sirve como hilo conductor de las actividades. Y entre Pinochos y Cenicientas, además, los niños aprenden idiomas.
