El mismo escenario, la misma causa e idéntica duración. El festival de rock «Vuelve la Cochambre» se celebró ayer en la plaza de toros El Plantío para rememorar al primer macroconcierto de rock celebrado en España en el año 1975, y que algunos tildaron como la «Cochambre». Por aquel entonces, miles de personas llegadas desde distintos puntos de España se dieron cita en el mismo escenario para asistir a un evento que revolucionó a la ciudad. Algunos de ellos, como Miguel Araico, también repitieron presencia ayer.
Este burgalés de 61 años recordaba con nostalgia aquel 5 de julio de 1975 en el que por el coso burgalés pasaron grupos como Triana y cantantes que, por entonces, comenzaron a despuntar, como un jovencísimo Miguel Ríos: «Eran otros tiempos, la gente se tiró horas esperando para entrar y muchos durmieron en la calle, lo que escandalizó a muchos vecinos de la ciudad». Por el coso burgalés pasaron aquel entonces un total de 16 grupos entre los que se encontraban Triana, Iceberg, Burning, Companya Eléctrica Dharma, Gualberto, Storm, La Orquesta Mirasol, Granada, y cantantes como Miguel Ríos. «La verdad es que aquello fue para vivirlo porque ahora hay muchos conciertos de este tipo, pero en aquellos tiempos era la única libertad musical que se nos daba», afirmó a Ical Araico, quien consideró que el festival celebrado ayer estaba hecho «para los nostálgicos».
Quince horas de música
En total, fueron 15 horas de música, las mismas previstas para el festival de homenaje celebrado ayer, que comenzó a las 12 de la mañana con la actuación de Mister Machín y estaba previsto que se prolongase hasta las tres de la mañana. La cita contó con las actuaciones de Miguel Ríos, Los Ilegales, Coque Malla, Ojos de Brujo, La Leñera, Kaótiko, Marky Ramone, Gatillazo, Honoris Causa y Yani Como, T.T.G y Burning, que al igual que Miguel Ríos, último en aparecer y plato fuerte del festival.
Amantes del rock de todas las épocas se dieron cita desde primera hora de la tarde ante un sol de justicia. En las gradas y en el ruedo, centenares de personas disfrutaron de unas horas de rock español. Entre ellos Sabino, un burgalés al que la «Cochambre» le pilló haciendo el servicio militar. «Me hubiera encantado estar en aquel concierto porque me dijeron que aquello fue de locura, pero desgraciadamente estaba en la mili»,
Para ilustrar el festival, una muestra fotográfica recoge la emoción de aquel 5 de julio de 1975. Los «melenudos», que era como muchos apodaron a los jóvenes que asistieron a aquel certamen, aparecen inmortalizados en las instantáneas. Una abarrotada plaza de toros da fe de la locura musical que se desató en Burgos que asistía, por primera vez, a la llegada del fenómeno hippy.