La prueba más sencilla que permite conocer la función de los pulmones es la espirometría. La Estrategia Nacional de EPOC, pactada por las 17 comunidades, recomienda hacer una espirometría a personas de más de 40 años, fumadores o ex fumadores de una cajetilla al día durante diez años, que tose y expectora, recordó su coordinador científico, Julio Ancochea. El mensaje aún no ha calado en todo el territorio.
Cataluña se ha convertido en una comunidad pionera en el tratamiento y diagnóstico precoz. Las espirometrías se han llevado a los centros de salud para que sea más sencillo acceder a un diagnóstico precoz. En breve, esta comunidad presentará un nuevo plan de enfermedades respiratorias que busca mejorar las pruebas —conseguir espirometrías de calidad— e introducir la rehabilitación respiratoria en la atención primaria, entre otras medidas . «Tenemos un buen plan, pero nos queda una labor de concienciación. Si la espirometría es normal, el fumador interpreta la prueba como una “carta blanca" para fumar. Cuando el mensaje es: “aún está a tiempo”». Los neumólogos reconocen que la espirometría no es la prueba perfecta. «Si introducimos un cribado para todos los fumadores, veremos que en el 80% de los casos la prueba es normal. Eso no significa que estén bien. Los médicos sabemos que los pacientes que tosen y expectoran no tienen una buena calidad de vida», apuntó Ancochea.
La investigación avanza, aunque no basta. «La población debe conocer las consecuencias de la EPOC. Creen que tosen y no pasa nada. La enfermedad deteriora la vida y produce muertes», apuntó José Luis Izquierdo, jefe de sección de Neumología del Hospital de Guadalajara. Paloma Casado, vicepresidenta de Semergen, recogió el guante y asumió que los médicos de Familia y la enfermería deben dar más información sobre una enfermedad aún invisible que se puede atajar.






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