Ayer se cumplió una de las tradiciones de este festival desde que lo dirige Marco Müller, y es que se proyectó dentro de la competición una película sorpresa, de la que no se tenía ni la más leve sospecha... Era a las ocho y media de la mañana... ¿Cuál sería la sorpresa de la Mostra?... ¿Algún tesoro encontrado de John Ford?... ¿Una pelicula secreta y nunca vista de Marilyn Monroe?... Las ocho y media de la mañana y ¡cuánta emoción!... Se apagan las luces y... ¡Tachán!..., una pelicula china, ¡de Wang Bing!... Hubo quien lloró de emoción al leer los títulos de crédito. Se titulaba «El foso» y era una reflexiva mirada a un sitio interesantísimo: los agujeros donde vivían los condenados a trabajos forzados represaliados por el Gobierno chino a causa de sus desviaciones ideológicas. Un páramo, varias docenas de personajes, unas circunstancias poco aconsejables, donde la falta de alimentos les obliga a comer ratas y cosas así... Nueve de la mañana... Persiste aún la sensación de sorpresa... Dos horas después, la película de Wang Bing se fue tal y como vino, sigilosamente. Adiós, muy buenas.
Otra sorpresa
Luego se supo, a media mañana, que la sorpresa era en realidad otra: en la película italiana «Vallanzasca», de Michele Placido, aparece de repente Paz Vega con un extrañísimo tocado en la cabeza y en el papel de amiga de un peligroso delincuente de los años setenta. La escritura cinematográfica de Placido no da para un curso universitario, y desenrolla la peripecia vital de ese ladrón de bancos como si fuera una alfombra demasiado usada. Lo más interesante de «Vallanzasca» es la interpretación de Kim Rossi Stuart, que encarna con encanto y fuerza al tipo, además de los peinados que luce Paz Vega. No entraba en la competición, luego no se perderá ningún premio.
Y hoy le toca por fin a Álex de la Iglesia y si su «Balada triste de trompeta» le hace gracia a su amigo Tarantino, presidente del jurado, no tendrá muchas dificultades para alzarse con algún buen premio, porque hay que ver lo que hay que ir viendo...






