Bush convertía aquella cruzada mundial en el eje central de su política, de la que el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama. ¿Su objetivo? Cambiar la orientación ideológica de la política exterior de un Bush que, tan solo dos días después del 11 de septiembre de 2001, prometía «liderar al mundo en la victoria contra el terrorismo» y «ganar la guerra que ha sido declarada contra Estados Unidos».
Bush bautizó aquella cruzada como «la primera guerra del siglo XXI». «Estados Unidos –aseguró– se enfrentan a una nueva clase de guerra, pero este Gobierno se va a adaptar y va a solicitarla ayuda de otros aliados, para asegurarnos que los responsables de estos actos y la gente que les protege paguen por sus actos». Aquellos aliados fueron finalmente varios miembros de la OTAN, incluida España, y otros estados aliados.
En teoría, en el punto de mira estaban todos los grupos terroristas denominados así por la ONU, así como los estados que supuestamente patrocinaban el terrorismo, pero el objetivo principal fue, principalmente, Al Qaida y su líder, Osama Bin Laden, responsable de los ataques del 11-S.
Invasiones de Irak y Afganistán
El Gobierno iraquí publicó que julio fue el mes con más muertes de civiles desde mayo de 2008
El FMI cifró en 64.000 millones de dólares el aumento experimentado en el gasto militar mundial desde principios de 2001 hasta finales de 2002. En este mismo año, los tres grandes fabricantes de armas de Estados Unidos (Lockheed Martin, Boeing y Northrop Grumman) recibieron más de 42.000 millones de dólares en contratos con el Pentágono, lo que representó casi un tercio más que en 2000. Y ya en 2005, el presupuesto militar de I+D alcanzó un record histórico de 75.000 millones de dólares, cuatro veces más que el presupuesto del mismo sector en todos los países de Europa y más de dos tercios del del resto del mundo.
Casi una década después, la «Guerra contra el terror» se ha convertido ya en el segundo conflicto más caro de la historia de Estados Unidos, sólo superado por la Segunda Guerra Mundial, según el informe publicado por el Servicio de Investigación del Congreso, «Coste de las principales guerras estadounidenses». Según éste, desde el 11-S Washington se ha gastado en operaciones antiterroristas en estos dos países y otras partes del mundo 1,15 billones de dólares. Un esfuerzo económico considerable teniendo en cuenta la profunda crisis económica.
La nueva estrategia de Obama
«¿Cambiaría Obama la "Guerra contra el terrorismo" de Bush ante datos como este?», se preguntaban un grupo creciente de pensadores, académicos y expertos en seguridad, que comenzaron a adoptar la posición crítica de que era hora de que Estados unidos declarara la victoria sobre el terrorismo.
Irak ha publicado cifras donde julio aparece como el mes con más muertes civiles desde 2008
Además, reflejaba el deseo de encontrar soluciones diplomáticas por encima de las militares, reconocía la precaria situación económica del país e insistía, sobre todo, en buscar respaldo más allá de los aliados tradicionales.
En agostó, el presidente Obama confirmaba la retirada de sus tropas de Irak, asegurando que el país se encontraba entonces «en los niveles más bajos de violencia que se han registrado en varios años». El Gobierno iraquí, sin embargo, le contradecía publicando unas cifras según las cuales julio se convertía en el mes con más muertes de civiles por violencia desde mayo de 2008. La situación no era favorable para la Casa Blanca, siete años después de haber invadido el país.
Tras Irak, refuerzos en Afganistán
Los últimos soldados de combate salían de Irak, pero en el documento reconocía que ignorar al resto del mundo era un lujo que no se podían permitir, considerando, además, que la amenaza de Al Qaida seguía siendo el principal enemigo de Estados Unidos.
El enemigo que nos golpeó el 11-S está fracturado, pero sigue siendo letal y sigue decidido a golpearnos de nuevo
Un mensaje reiterado por el anterior vicepresidente republicano, Dick Cheney, a lo largo de la década («El enemigo que nos golpeó el 11 de septiembre está fracturado y debilitado, pero sigue siendo letal y sigue decidido a golpearnos de nuevo», en julio de 2006) y anunciado por Bush el mismo día que ordenaba el ataque selectivo sobre objetivos talibanes de Afganistán en 2001 («La única forma de buscar la paz es perseguir a aquellos que la amenazan. Nosotros no hemos pedido esta misión, pero la vamos a cumplir»), y que Obama no parece haber desterrado del todo.
Los informes de Wikileaks
¿Ha avanzado Estados Unidos desde que Bush diera luz verde a la conquista de Afganistán? Según los documentos militares difundidos recientemente por la organización Wikileaks, que han fomentado el debate sobre la viabilidad de esta guerra, Estados Unidos acumula un balance de 1.200 militares estadounidenses muertos y más de 300.000 millones de dólares gastados. Y por otro lado, los informes presentados ante el Consejo de Seguridad de la ONU insisten en un preocupante retroceso de la seguridad en el país, con un mes de julio que se ha convertido, con 66 militares estadounidenses muertos, en el mes más letal desde la invasión en 2001.
En Irak, con las tropas de combate del ejército estadounidense de vuelta en casa, sigue haciendo estragos una guerra civil sobre la que planean muchas sombras. Pero según anunció Obama en agosto, buena parte de esos 46.000 efectivos de Irak serán enviados a Afganistán para combatir la insurgencia tras unas breves vacaciones. ¿Salir de la sartén para caer en la brasas?






