La tarde se puso del revés, y el caso es que no se esperaba. Casi nunca se piensa en la cruz de la Fiesta pero cuando llega golpea y duro. La novillada de Gabriel Rojas fue un festejo dramático en Sevilla en el que el novillero Antonio Espaliú y el banderillero Jesús Márquez resultaron heridos, este último, de mucha gravedad. En el ruedo y en el tendido, todavía planeaba la sombra de la grave cornada sufrida por Luis Mariscal hace menos de un mes y de nuevo el albero maestrante se tiñó de sangre y angustia.
La cogida de Espaliú fue en el tercio de varas del tercero de la tarde, un novillo, que se metía por el pitón derecho y que cuando lo llevaba con el capote, lo enganchó por la chaquetilla. Quedó colgado del pitón durante muchos segundos, que se hicieron interminables. El momento resultó angustioso, con el novillero a merced del novillo, conmocionado y con un fuerte golpe en la cara. Finalmente el banderillero Alejandro Sobrino logró sacarlo del pitón agarrándolo del brazo. Ahí justo en la axila se llevó la cornada. Fue una pena que no tuviera oportunidad de hacer nada con el interés que había por verlo en Sevilla.
Jesús Márquez, más grave
Más dramática si cabe fue la cogida de Jesús Márquez, dado que se produjo de forma más rápida y certera. A la salida de un par de banderillas, el de Gabriel Rojas lo prendió en el muslo y aunque el banderillero salió por su propio pie, la herida sangraba de forma abundante. En esos angustiosos momentos, llegó el recuerdo de la grave cornada sufrida hace unos años por Curro Sierra con un novillo de esta misma ganadería.
Así las cosas, la crónica del festejo parece más un parte de guerra. El encierro de Rojas, complicado y muy bien presentado, también dejó alguna opción a los actuantes y cosas que destacar. El portugués Nuno Casquinha se mostró muy firme y con oficio toda la tarde a pesar de no tener ningún ejemplar claro de triunfo. Con el que abrió plaza, un astado noblote y soso que no humilló nunca, se le vio dispuesto. Lo despachó de una magnífica estocada.
Al tercero, que estoqueó por la cogida de Espaliú, le realizó un trasteo muy correcto por el pitón izquierdo, el más potable del astado. Y en el lidiado en quinto lugar por correr turno, se mostró muy asentado después del grave percance a un miembro de su cuadrilla. Muy grata la impresión del lisboeta que se presentaba en la Maestranza.
Núñez, precavido
El sevillano Martín Núñez lidió tres novillos y sorteó el mejor y único ejemplar que dio posibilidades de todo el encierro. Fue el segundo de la tarde, un astado muy en tipo con el que el novillero no consiguió acoplarse. El comienzo de faena fue intenso con dos series con la diestra pero a la faena le faltó colocación y ajuste en los muletazos y le sobró el excesivo metraje. También hubo demasiados enganchones y precauciones.
Con el cuarto, Martín Núñez volvió a alargar su labor con un novillo flojo y sin clase con el que se le vio voluntarioso. En el que cerró plaza se esforzó por levantar la tarde, después de lo acontecido en el ruedo. Brindó al público, sonó la música y lo intentó todo, incluso el cartucho de pescao, frustrado por la arrancada del de Rojas y su mala colocación en casi toda la faena. Fue un novillo complicado que medía los terrenos pero que humilló. Complicado como la tarde que pudo acabar en tragedia. Esta también es otra cara de la Fiesta.








