Los hijos de Sakineh Mohamadi Ashtiani, la mujer iraní condenada a morir lapidada por adulterio, aseguran haber recibido amenazas por parte de los servicios de inteligencia de su país. En una carta enviada el pasado miércoles a la agencia de noticias italiana Adnkronos por el abogado de la familia, Sajad y Sahideh Ghaderzadeh denunciaban el hecho e imploraban el apoyo de la comunidad internacional: «Ayúdadnos. Nos sentimos solos y, con excepción de nuestro valiente abogado, Javid Houtan Kian, dentro de la República Islámica nos encontramos completamente abandonados».
Según relatan los hijos de Ashtiani en la carta, varios agentes de inteligencia entraron en la oficina de Kian, donde incautaron varios documentos y les amenazaron asegurándoles que, aunque tuvieran éxito y lograran salvar la vida de su madre, nunca serían dejados en paz. «Dijeron que la opinión pública mundial está enfocada ahora en salvar la vida de nuestra madre, pero tan pronto como la atención muera, ya no habrá más interés en ello y nuestras vidas estarán arruinadas», afirman en la misiva.
«Nuestras vidas estarán arruinadas cuando la atención internacional muera»
Sajad Ghaderzadeh relata el sufrimiento al que él y su hermana se han visto sometidos desde su infancia, a raíz de la tragedia que ha rodeado a su familia: «A una corta edad tuve que hacer frente a una dolorosa situación como es la muerte de mi padre y las acusaciones infundadas que se hicieron después a mi madre como responsable de su muerte. Son hechos muy dramáticos que, claramente, me han marcado».
«¡No nos abandonéis! No nos dejéis solos, os lo suplicamos»
Reaparición en la televisión iraní
El envío de la misiva coincidió el miércoles por la noche con una reaparición en la televisión iraní de una mujer identificada como Sakineh Ashtiani. La mujer, cubierta completamente con un chador y hablando el dialecto azerí, negó durante una entrevista haber sido torturada por su gobierno. «No he sido torturada, en absoluto», aseguró con rotundidad ante las cámaras. Ashtiani volvió a admitir su participación en el asesinato de su marido y calificó como «falsa» y «rumores» las denuncias divulgadas por su abogado y sus hijos a principios de septiembre, cuando aseguraron que había recibido 99 latigazos tras la publicación en The Times de la fotografía de una mujer sin velo islámico, a la que se acusó erróneamente de ser Ashtiani.
Tanto el hijo de la condenada como su abogado aseguraron a The Guardian que la entrevista era «forzada» y se emitió para «preparar a la opinión pública dentro de Irán para la ejecución». Houtan Kian denunció, además, que Irán ha perdido «intencionadamente» los documentos judiciales del asesinato del marido de Ashtiani, en los que quedaba claro que ella había sido absuelta de los cargos por los que ahora se le podría condenar a morir en la horca.