Zaragoza y Hércules empataron sin goles en un partido cuyo resultado deja sabor a poco a los locales y a gloria a los visitantes. Un punto es botín escaso para el conjunto maño, que no ve aliviada la ansiedad provocada por el discreto inicio liguero, mientras el Hércules, recién ascendido, vuelve a sumar a domicilio. Pero sobre todo por la forma de desarrollarse un encuentro que los hombres de Gay empezaron con buenas oportunidades y terminaron de la misma forma, con dos "huy" con mayúsculas en la grada.
Nueve minutos se llevaban jugados cuando el Zaragoza convertía su ímpetu inicial en la primera buena ocasión de las muchas de las que gozaría. Bertolo estrellaba en el palo un balón que todavía quedaría muerto en el área y con el que se haría Calatayud. El guardameta visitante volvería a intervenir sólo un minuto después, despejando un potente disparo de falta de Sinamá.
A pesar del inicio, el Hércules se fue asentando y haciendo con la posesión, pero sólo Tote obligó a Leo Franco a intervenir en la que fue la oportunidad más clara de los de Esteban Vigo en la primera parte. Antes, Sinamá había vuelto a rozar el gol para los suyos.
La segunda parte no empezó de forma muy diferente. El Zaragoza llevaba la iniciativa y ponía las oportunidades. Jarosik hizo temblar la portería con un disparo al palo por primera vez. Volvería a repetir en el minuto 65, con un trallazo en la parte alta de la madera izquierda de la meta alicantina. Entremedias, Aguilar había puesto el susto en la grada de la que fuera su afición.
Trezeguet, con un tiro desde dentro del área que estrello en Leo Franco, y Drenthe con un potente disparo, hicieron pensar que el Hércules podría pescar todavía algo más aprovechándose de la ansiedad de su rival. Pero no podrá quejarse del punto obtenido a tenor del desenlace que tuvo el encuentro: hasta tres claras ocasiones tuvo Marco Pérez cuando se jugaba el tiempo añadido, pero Calatayud en un mano a mano y Abel Aguilar se cruzaron en la trayectoria del balón para dejar el empate en el marcador.
