No era posible que el jurado de esta edición del Festival de San Sebastián eligiera una gran película para cargar con la Concha de Oro, pero ha tenido la sensatez, al menos, de escoger una de las que había medianamente buenas, «Neds», del actor y director escocés Peter Mullan. Aunque al otorgarle también un segundo premio, el de mejor interpretación masculina a su protagonista, Connor McCarron, se deja la impresión de que estamos ante una de esas obras que marcan una época. Y no. «Neds» no marca ninguna época y sencillamente se trata de una buena historia bien contada sobre jóvenes marginales y sobre lo complicado que es moverse entre la basura sin mancharse el traje. Por lo demás, el reparto de premios está a la altura de lo que discretamente ha ofrecido el programa a competición de este año, y lo único que en realidad se echa en falta es esa gran película relegada (desde «Muerte entre las flores» a la última, «El secreto de sus ojos») que le da carácter y singularidad a este certamen, y que desgraciadamente no vino a competir.
El cine español ha obtenido varios premios, el más importante, el Especial del Jurado, para «Elisa K», la peculiar película de Judith Colell y Jordi Cadena que relataba de modo gélido un suceso abrasador, mientras que el de interpretación femenina lo conseguía Nora Navas por su buen trabajo en «Pan negro». Como es natural, los ganadores no estarán de acuerdo con esto, pero hubiera sido igualmente «justo» el intercambio de estos galardones, es decir, el Especial del Jurado para «Pan negro» y el de interpretación femenina para la estupenda protagonista de «Elisa K», Aina Clotet. Aunque, bien está como lo han decidido Paskaljevic y los demás miembros del jurado. Y también hubo reconocimiento oficial para «Aita», que consiguió el premio a la mejor fotografía para Jimmy Gimferrer, lo cual se puede considerar entre justo y obvio, pues era la mejor carta de la película de José María de Orbe. Curiosamente, estas tres películas españolas, como algunas otras más presentes en distintas secciones, tienen toda su masa sentimental relacionada con la memoria o con la falta de ella; incluso «El gran Vázquez», la única que se ha quedado a verlas venir, es también recuerdo recobrado de una época y un fulano... Total, que, por lo que se ve, la memoria está de moda; habrá que recordarlo en lo sucesivo.
Y resultó muy, muy comprensible también el premio al veterano cineasta Raúl Ruiz, al que se le reconoce como el mejor director por «Misterios de Lisboa», la película más larga (casi cuatro horas y media) y narrativamente compleja de cuantas ha habido, pues tenía más hilos, hebras y trenzas que una alfombra berebere, y sin salirse apenas de ese estilo de teatrillo y seca dramaturgia del que es maestro Oliveira. Pero, lo cierto es lo cierto, y hacer algo interesante y casi ameno que dura lo que dos óperas germanas tiene que tener un premio. Y cierra el palmarés oficial el galardón obtenido por el guión de «A casa por Navidad», la película danesa de Bent Hamer, y la mención del jurado a «La mezquita», de Daoud Aoulad-Syad. Tras lo cual sólo queda decir que con esta edición se cierra un ciclo, el de Mikel Olaciregui, director del Festival durante los últimos diez años, y que lógicamente se ha de abrir otro, el que proyecte el nuevo director, José Luis Rebordinos, con el permiso claro está del tira y afloja de las cuatro esquinas institucionales que sujetan (y acechan) el Festival y de las conjeturas del presupuesto.
