Su 1,81 de estatura le ha permitido jugar al voleibol profesional durante unos años, pero también, además de un bello rostro, una elegancia natural y una sonrisa que fija la mirada, ser la más guapa de España. Acompañando a Paula Guilló como primera y segunda dama fueron elegidas Carla García Barber, Miss Las Palmas, una estudiante de Medicina, y Celia Eugenia Calvo Gutiérrez, Miss Bizkaia.
Este año la gala de Miss España alcanzaba el medio siglo de historia, y si de historia se trata ningún marco mejor que la ciudad de Toledo y la plaza donde se miran de frente la catedral y el Ayuntamiento, además del Palacio Arzobispal y la Audiencia Provincial. Todo ideal, si no hubiera sido por el intenso frío de finales de septiembre que suele pillar al personal desprevenido y sin habituarse tras un verano tan caluroso.
Tras un primer espectáculo de baile con todas las participantes, pase en traje de baño y luego de noche para realizar la primera gran selección por parte del jurado, que un año más presidía Javier de Montini. Esta era una de las novedades de la gala de este año, ya que de las 52 participantes quedaron 15 semifinalistas representantes de Badajoz, Illes Balears, León, Ceuta, Sevilla, Cuenca, Lleida, Bizkaia, Teruel, Murcia, Cantabria, Tenerife, Las Palmas, Córdoba y A Coruña, cuya representante, Sarah López Bujía, terminaría siendo elegida Miss Elegancia. Nuevo pase y finalmente elección de las seis finalistas: Teruel, Las Palmas, Tenerife, Sevilla, Bizkaia y A Coruña. Entre tanto, para amenizar la velada, las actuaciones de Nuevas Amistades Peligrosas, Cómplices y Juan Losada.
Cerca de las doce de la noche llegó el momento culminante. A modo de Festival de Eurovisión, las votaciones cada miembro del jurado fueron subiendo a la pantalla que dominaba el centro del escenario. Ya antes de la última puntuación se supo que Paula Guilló era la afortunada, pero por desgracia la rigidez de los presentadores, la actriz y presentadora Vanesa Romero y Luis Muñoz, Mister España 2007, evitó el típico y clásico abrazo de la ganadora con sus compañeras. Por cierto, la nueva Miss España lucía un vestido de Licia Novias.
Cambio de vida
Ayer, en rueda de prensa matinal, Paula Guilló mostraba su emoción por el título obtenido, y reconocía que su carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, así como en su equipo de voleybol, posiblemente se tendá que ver interrumpida al menos por un año, en el que espera encontrar mucho trabajo y nuevas expectativa sprofesionales.
La nueva reina de la belleza española asegura ser una persona que se exige demasiado y a veces negativa, pero constante en sus objetivos. Reconoce también que en este tipo de concursos puede haber al final «algo de envidia», y es que «cada uno tiene su favorita». Paula destaca el buen ambiente que ha habido durante todo el concurso, que se han sentido «comoreinas por el trato por parte de la organización y en la calle» y que lo que más le ha impresionado de Toledo ha sido «la visita a la catedral».
Ya se sabe que este concurso no puede estar exento de la polémica correspondiente, que de un año para otro sube enteros. Precisamente el mismo día de la gala, en alguna revista reaparecía la ganadora del certamen del año anterior, la coruñesa Estíbaliz Pereira, una de las reinas más anónimas, que declaraba que el mundo de la moda no era para ella y que después de un año de controversias sólo pedía que la dejasen en paz. Seguramente por ello ayer no estuvo entregó la corona a su sucesora, como es lo preceptivo. Para cubrir este vacío la organización recurrió a quien fuera Miss España en 1964 y miembro del jurado en esta ocasión, María José Ulloa, quien junto con el secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, posó en las primeras imágenes de Paula Guilló como reina de la belleza española. Entre las autoridades locales, la presencia del alcalde, Emiliano García-Page, y varios concejales.
Y hablando de polémica, la que inevitablemente se montó en varias televisiones, empeñadas en poner en duda la transparencia y legalidad de la elección. Los habituales contertulios se encargaron de calentar la gala y de vaticinar el nombre de la ganadora. Según estos oráculos, la decisión del jurado ya estaba tomada y el nombre de la Miss España 2010 adjudicado. Se trataba, por la polémica de las últimas semanas a su alrededor, de la representante de Sevilla, Jésica Bueno, supuestamente relacionada con el tenista toledano Feliciano López. Pues como pudo verse, ni una cosa ni otra. Pero ya habrá algún argumento para que la realidad no estropee una buena bronca en el plató.








