Sólo el realista Xabi Prieto ha conseguido amargar una tarde al Villarreal esta temporada. La derrota de la primera jornada fue para el submarino amarillo un acicate para despertar, exhibir su fútbol y trazar cinco victorias consecutivas que le alzan a la segunda posición de la Liga. A sólo un punto del líder, el Valencia.
Ayer empujaron al Racing a la zona de descenso, poniendo a Miguel Ángel Portugal al filo de la navaja —su equipo ha ganado solo un partido, empatado otro y perdido cuatro—. Nilmar y Rossi, la pareja de moda de la Liga —el brasileño suma cinco dianas en seis partidos y es el máximo goleador, mientras que su compañero suma cuatro y es el segundo en la lista—, pusieron negro sobre blanco en los primeros trece minutos de partido.
Los goles de ambos llegaron porque el Villarreal dominó desde el inicio con brillo. Juan Carlos Garrido aboga por un fútbol en el que se trate al balón con mimo, se hilvane cada jugada desde el propio portero —ayer Diego López demostró nuevamente que ha recuperado plenamente el estado de forma de hace dos temporadas— y se prime, cuando el envite lo permita, el dar espectáculo a la grada.
De esto hubo mucho en la primera parte, mientras que en el segundo acto el conjunto castellonense permitió alguna licencia al Racing. Sin embargo, el estilo del Villarreal no está falto de un buen sistema defensivo. La mejor ocasión que dispusieron los cántabros la creó Munitis y la desperdició Bolado en la recta final en un mano a mano con Diego López, que el meta supo resolver con clase.
El triunfo fue fruto de la exhibición del estilo de los de Garrido, que les permite irse al parón por las citas internacionales en el escalón de plata de la Liga española.
